-Usted representa a la sexta generación Bassi en el mundo del humor. ¿Hay relevo generacional?

-Mi hijo pequeño no tiene más que 6 años y aún no sabe qué hará en la vida. Otros dos están vinculados, de una forma u otra, este mundo del espectáculo. Pero esta profesión ha cambiado radicalmente. Antes no había internet y se actuaba en una carpa. Ahora la revolución tecnológica ha transformado esta profesión completamente. Es difícil predecir si habrá algún Bassi en el futuro que se dedique a esto. Lo que sí tendrán, trabajen de lo que trabajen, es una mentalidad rebelde, de no vivir arrodillados frente a ningún poder e intentar enfrentarse a los problemas siendo lisos y riéndose de las cosas. Esta actitud, la de los bufones, frente a la vida es fundamental y esta es mi manera de vivir, la de mis antepasados y la de los Bassi del futuro.

-¿Es una filosofía que crea escuela?

-Entre otras cosas me dedico también a la formación de actores. Y aplico a mi método esta misma actitud ante la vida, así que imagino que sí, que algo quedará. Me gusta invitar a los cómicos de hoy a salir de la comodidad y ser colaboradores activos en la construcción de una sociedad mejor para todos.Y para conseguirlo hay medios que no ayuda, como por ejemplo la televisión. Hace mucho tiempo que yo he dejado de hacer televisión, por su superficialidad.