Eladio Paz, de 64 años, es el voluntario más antiguo de Solidaridad Internacional. "Desde antes incluso de abrir la tienda", asegura. Él y otros voluntarios contribuyeron a montarla tal y como está actualmente.

"Por aquí la gente que viene es especial, comprometida. Lo que hacemos nosotros es informarles, orientarles, sobre los productos de comercio justo y explicarles por qué no podemos competir con las grandes cadenas en precios", manifiesta.

Por el contrario, Miren Blanco, de 27 años, es la más reciente incorporación al voluntariado de Solidaridad Internacional en Pontevedra. Comenzó el septiembre pasado. "Vi un anuncio en Voluntariado Galego donde pedían un voluntario y me pareció interesante para poder contribuir", dice.

La joven ya era consumidora de productos de comercio justo, por lo que la tienda no es nueva para ella. "Es una forma de hacer llegar estos artículos a mi entorno", reconoce.