La explotación silvopastoril de montes de A Estrada y Cuntis cuyo propietario, José Antonio López Pampín, anunció en verano su intención de cerrar su ganadería en extensivo -rindiéndose "tras diez años de lucha"-por la falta de rentabilidad económica derivada de la fuerte presión que el lobo ejerce sobre su cabaña equina perdió en la noche del miércoles al jueves su noveno potro del año. Lo aseguró su dueño, que se debate entre la indignación y un profundo abatimiento.

Ayer intentó avisar sin éxito a la Xunta pero nadie le respondió al teléfono habilitado para dar cuenta de este tipo de ataques. Lo atribuyó a que era día festivo y deseó que, para cuando le coja el teléfono la Xunta, los lobos no hayan "acabado ya con todo" porque sabe que volverán a dar cuenta de los restos del potro. Si ello ocurriera, explica, tal y como ya le ha sucedido con potrillos recién nacidos los agentes medioambientales entenderían que no se puede probar el ataque y ya no lo contabilizarían.

A pesar de todo, ironiza, de los continuos ataques del lobo que ellos mismos han podido constatar todavía está esperando las indemnizaciones correspondientes. "Ya he perdido nueve potros este año", se lamenta. Se suman a otras pérdidas de su cabaña, acumuladas durante años. El último potro atacado tenía 4 meses y pereció en el pastizal vallado en torno a su nave de Outeiro do Sixto. "Ahí va mi cosecha del año", considerando que no solo pierde los entre 300 y 400 euros que costaría ahora el animal.