El Día Internacional del Voluntariado se celebra el 5 de diciembre, pero Ponte Caldelas lo celebró en la tarde del pasado lunes lo que dio en llamar el Día Local del Voluntariado, el 15 de octubre, primer aniversario del "domingo negro" que barrió el municipio y calcinó 2.900 hectáreas, un tercio de la superficie municipal, causando un enorme daño ambiental y patrimonial.
El Concello de Ponte Caldelas organizó un acto institucional coincidiendo con la "efeméride" e invitó a participar, por medio de llamadas telefónicas personalizadas, a todos los voluntarios que participaron en aquella "Operación mulching".
De las casi 200 personas que aquellos días se echaron al monte para desparramar paja sobre el suelo quemado, un total de 82 asistieron ayer a la Casa da Cultura.
Acto institucional
El sencillo acto institucional, a cargo del gobierno local (PSdeG-PSOE, AVP y BNG), fue un homenaje colectivo, que quedó simbolizada con la entrega de la insignia del ayuntamiento a todos los asistentes.
En la declaración institucional, leída por el alcalde, Andrés Díaz, se puso en valor los positivos efectos de aquel trabajo, no solo por los resultados ambientales, sino también por el ejemplo de compromiso social que un pequeño municipio, de 5.700 habitantes, dio a toda España, un grito colectivo para reclamar otro modelo de gestión forestal.
El colectivo ecologista A Rente do Chan, surgido en Ponte Caldelas después de los fuegos, explicó los datos de un estudio científico realizado para evidenciar los efectos del " mulching".
Gabriel Zas, quien admitió haber sido escéptico de la eficacia de esta técnica, destacó que el tratamiento con paja evitó que 700 toneladas de cenizas habían acabado en los ríos y presentó evidencias que indican que mientras el monte sin tratar pierde unas 21 toneladas de suelo vegetal por hectárea, el monte tratado solo pierde 1 tonelada (un 97% menos).
El homenaje concluyó con la inauguración de la exposición "Paja y Centeno", que muestra los efectos bien visibles, pocos meses después, en las áreas de Ponte Caldelas tratadas con paja, centeno y bellotas de roble.
Fibra óptica
Por otra parte, el operador de telecomunicaciones Áurea, nacido hace dos años en Ponte Caldelas, completará en febrero el despligue de su red de fibra óptica de alta velocidad en el municipio.
