La variante de Alba, para enlazar las carreteras de Vilagarcía y Santiago como alternativa a la actual PO-225 "va a tardar", por lo que el alcalde, Miguel Fernández Lores, consideró ayer "urgente" que la Xunta acometa una "solución provisional" en la citada PO-225 de modo que se atenúe el riesgo que supone en la actualidad para los miles de peregrinos que transitan por ese vial.

Esta carretera forma parte del Camiño Portugués y carece de aceras e incluso de arcén, por lo que los coches circulan muy cerca de los caminantes.

Lores admite que la variante de Alba permitirá resolver esos problemas pero añade que esta alternativa no estará lista a corto plazo, por lo que solicita que mientras tanto se habilite alguna medida provisional que mejore la seguridad de los peregrinos. Plantea una posible pasarela de madera paralela a la carretera.

Según explicó ayer el alcalde, la variante aún debe aclarar su trazado definitivo, ya que la Xunta ha propuesta un cambio de itinerario para que discurre más cerca del casco urbano. En principio el Concello "no tiene inconveniente" siempre que se cumplan las condiciones previas: "eliminar ese punto negro del Camiño Portugués y disponer de otro paso entre la PO-531 y la N-550 que evita el actual puente de las vías del tren", por donde no pueden pasar determinados camiones y alguno de ellos ya quedó encajado.

Lores también se refirió ayer al futuro de las vías del tren en desuso entre Pontevedra y Pontesampaio, cuya conversión en "senda verde" se reclama desde hace años. El alcalde dice no comprender las razones de Adif para no desafectar ese trazado, que se basan en un hipotético uso futuro para mercancías. "El Eje Atlántico es una vía doble y en ese tramo se reserva una tercera vía que no tiene continuidad ni hacia el Norte ni hacia el Sur".

El alcalde defiende la vía verde y emplaza a Adif a concretar el futuro de este recorrido en desuso.