En el edificio conventual pontevedrés guardaban diversas imágenes y material procesional las cofradías del Silencio y de la Cruz. El cierre del cenobio también les afectó, ya que desde Santiago se dio la orden de mantener cerradas las instalaciones día y noche.

La pasada Semana Santa las cofradías procedieron a retirar todas sus pertenencias y desde entonces no han vuelto a tener relación con la comunidad religiosa.

Tampoco los padres franciscanos, orden religiosa históricamente hermanada con las clarisas, han vuelto a ofrecer misa en la iglesia de Santa Clara. El padre Gonzalo confiesa que no tienen noticia de que el convento se vaya a abrir. "Es imposible, porque ya quedamos muy pocos en todas las comunidades religiosas", afirma.

En este sentido, el vicario de Pontevedra, Calixto Cobo, apunta que las clarisas se autogobiernan y que no tienen obligación alguna de transmitir sus decisiones al Arzobispado.