"Pontevedra es la única ciudad que está en disposición de cumplir las condiciones europeas en materia de biorresiduos", que obligan a separar y tratar un alto porcentaje de la materia orgánica en 2020. "No sé si será en 2020 o en 2021, pero todo el mundo está obligado y sea el partido que sea, lo tiene que hacer". Así lo aseguró ayer el alcalde, Miguel Fernández Lores en referencia al plan de compostaje puesto en marcha por el Concello pero que parece algo frenado desde el inicio del verano.

Esa aparente paralización, justo después de diversas quejas vecinales por la ubicación de diversos composteros colectivos en el casco urbano, quedará atrás en las próximas semanas. El gobierno local quiere reactivar este modelo, aunque admite que el proceso "va lento" a aún quedan numerosos pasos que dar, un retraso que el alcalde atribuye al hecho de que "somos pioneros y tenemos que ir cambiando cosas sobre la marcha".

Lores insiste en que el objetivo es "separar el 100% de los residuos en casa, pero se trata de un proceso complejo", frenado además por el "boicot de fuerzas políticas", en referencia sobre todo al PP. No obstante, sostiene que "los vecinos están deseosos de participar y eso se nota en el funcionamiento de los composteros", por lo que la intención es instalar más lo antes posible.

"Tenemos 8.000 composteros individuales para distribuir entre todas las viviendas del rural pero aún nos hace falta resolver el sistema de recogida urbana y una planta de tratamiento", dos aspectos que se apuntan desde hace unos años pero que aún están en pañales. Lores admite que desde que comenzó el diseño del plan de compostaje, ya a finales del pasado mandato, "fuimos demasiado optimistas" con los plazos y el despliegue se vio frenado por el hecho de comenzar desde cero y sin modelos claros. "Hubo que buscar el material idóneo, formar al personal" y otros detalles que aún no se han solucionado por completo.

Además, no se renuncia a una planta de compostaje que se proyecta desde hace años en Canicouva pero que nunca llegó a concretarse. De hecho, desde hace un par de ejercicios se paga a los comuneros de esa parroquia un alquilar de unos 20.000 euros al año por los terrenos elegidos, pero sin frutos evidentes.

"Primero pensamos que era necesaria una planta para 30.000 toneladas al año, pero ahora creemos que con una de 5.000 será suficiente ya que el objetivo es intensificar el kilómetro 0", dijo ayer el alcalde, en referencia a que la materia orgánica se desplace lo menos posible desde su origen (el domicilio) hasta un punto de tratamiento (los composteros individuales en las casas con finca o los colectivos en determinados barrios".

Pese a ese retraso que admite el gobierno local, el alcalde aseguró ayer que "hemos avanzado más en el compostaje en este mandato de lo que avanzó el modelo urbano en el primero", entre 1999 y 2003, si bien entonces se adoptó la drástica medida de peatonalizar el centro histórico, de notable impacto entre los ciudadanos e incluso con más contestación que los composteros.

Los siguientes pasos, aún sin calendario definido, se centrarán en resolver la recogida urbana de materia orgánica donde no haya más alternativa que el contenedor tradicional. "Cuantos más composteros haya en el kilómetro 0 menos envíos habrá a la planta, por lo que el objetivo es aumentar los colectivos y calcular cuánto se recogerá en las calles y no tenemos aún esos datos", explica Lores. También admite que aún son necesarias campañas informativas entre los vecinos.

Infraestructuras y calles

Al margen del compostaje, el alcalde realizó ayer un amplio relatorio de los objetivos del gobierno local para el año final del mandato. Se trata de actuaciones municipales pero también de muchas otras que ejecutan otras administraciones. En materia de infraestructuras citó la circunvalación, la ronda Este, la rotonda de Príncipe Felipe, el nuevo acceso a Monte Porreiro por Tafisa, la variante de Alba, la reforma de la estación de autobuses, el hospital único, el segundo edificio de juzgados, la rehabilitación del puente de A Barca y dos obras del Estado aún sin garantías de ejecución: la reforma del nudo de Bomberos y la prolongación del paseo a Marín.

En cuanto a la reforma urbana hizo referencia a las obras en calles como Gorgullón, Benito Corbal, Cruz Roja, Casimiro Gómez o Lepanto, así como la peatonalización del puente do Burgo o actuaciones en barrios como Pontemuiños y A Seca.

En materia de instalaciones deportivas, los objetivos son completar los tres campos de hierba sintética en el rural tras el de Cerponzóns, iniciar la modernización de las piscinas de Campolongo y del pabellón multiusos e impulsar el futuro de A Parda. Al respecto, Lores insistió en que "hay colaboración de la Xunta" y ya se dispone de un anteproyecto.

Con respecto al rural, aseguró que se trabaja en la seguridad vial en los colegios, calmados de tráfico y accesos a núcleos e incidió en el saneamiento y abastecimiento de agua ya que "50 de los 65 millones de euros del contrato del agua se destinarán a las parroquias".