Eugenio Giráldez recibirá mañana el premio Amigos de Pontevedra, en reconocimiento a una trayectoria profesional que sus escasos 40 años de experiencia le han llevado a conocer a fondo la radio, la televisión y la prensa escrita.

-¿Esperaba este premio?

-En absoluto. Y tengo que reconocer que me generó un sentimiento contradictorio. Por un lado sentí que algo habré hecho bien para que decidieran concedérmelo, pero por otra parte pensé: Caramba, si solo tengo 59 años y estoy en activo!!

-Usted vivió muy directamente las consecuencias de la crisis en los medios de comunicación. ¿Cómo los ve ahora?

-Decir que nos costó miles de puestos de trabajo es una obviedad. El sector está en plena transformación y el profesional inmerso en una metamorfosis. Tenemos que manejarnos en otras claves para hacer un periodismo que resulte más atractivo.

-¿La información digital barrerá del mercado el formato en papel?

-No lo creo. Yo tengo una hija de 22 años, periodista, y puedo decir que nunca la veo con un periódico en la mano. Todo lo hace a través de tecnología. Hay que saber atinar con los contenidos y ser capaz de atraer a los nuevos públicos. Pero siempre hubo gente cuyo oficio fue contar lo que pasaba y el papel aportó el sosiego en el análisis de los datos que le falta a un medio más ágil como es la radio a la televisión.

-Hoy todos los medios tienen una web actualizada en tiempo real, porque existe ese nivel de demanda...

-Y hay que atenderla, aunque es un peligro inherente a la propia subsistencia del medio. Pero la histeria no conduce a nada bueno. Esa loca carrera en la que se han metido todos los medios a veces nos lleva a cometer errores. Ya ha pasado que hemos "matado" a alguien porque twitter lo decía. Las redes sociales manejadas con rigor son una formidable herramienta, pero con mucha cautela.

-¿Los contenidos que interesan han cambiado tanto como los medios?

-La información política que se demandaba hace 20 años hoy ya no tendría ningún sentido. Sin embargo hay contenidos que no dejan de enganchar a la gente, como los sucesos y las catástrofes, la corrupción y los deportes. Esa materia prima es común, pero hay otra emergente. Al ciudadano de hoy le interesa saber de nuevas tecnologías, de salud, de medioambiente...

-¿Usted empezó trabajando en prensa escrita?

-Sí. En 1980 querían reeditar El Faro de Astorga y allá me fui yo. Allí conocí a Mateo Benavides. Y al poco tiempo mi padre vio un anuncio en Faro de Vigo de una emisora de radio que pedía locutores. Me animó a enviar el currículum y al poco tiempo firmé mi primer contrato.

-¿La financiación de los medios era objeto de debate entonces?

-La crisis nos hizo a todos más esclavos de los principales anunciantes. Cuando estos son administraciones públicas, es necesario disponer de buenos profesionales que sepan imprimir a las informaciones equanimidad. Esperemos que vuelva a emerger el anunciante privado porque sería una forma extraordinaria de neutralizar.