Comunidades de montes de la provincia, entre las que se encuentran las de Campañó, San Xoán de Poio, Borela en Cerdedo-Cotobade, Paredes en Campo Lameiro y Godos en Caldas de Reis, buscan capital privado que permita el desarrollo de una industria que produzca aceita de oliva de origen gallego.
La plantación de olivos como alternativa productora en los montes gallegos no es nueva. Diversas comunidades de montes llevan años dando vueltas a una idea que ha ido madurando en el tiempo hasta encontrar la fórmula que garantice la viabilidad para todos.
Son muchas las trabas que deben superar los comuneros y una de ellas es la forma de comercializar la producción con mayor rentabilidad, ya que la ley impide a estas entidades formar parte de cooperativas o empresas lucrativas. Por ello, han establecido contacto con inversores privados interesados en la explotación de las parcelas para la plantación del olivo, por las que los comuneros percibirían una tasa de alquiler anual por hectárea.
En ello trabaja Francisco González Táboas, ingeniero técnico forestal que asesora a buena parte de las comunidades de la comarca interesadas en introducir el olivo entre sus cultivos, y que trabaja simultáneamente en varios frentes.
Por un lado los comuneros deben conseguir la financiación para realizar la plantación, una línea que no cuenta con subvención pública por el momento, y por otro Francisco González considera imprescindible consolidar una marca que garantice la trazabilidad del producto, garantizando el origen como marca gallega de aceite.
San Xoán de Poio lleva trabajando esta idea desde el año 2010. Inicialmente lo hacía pensando en cerrar un acuerdo con una empresa ourensana de producción de aceite, a la que vendería la totalidad de su producción, de carácter industrial.
Entre 10 y 20 hectáreas dedicará a la plantación de olivos. Sin embargo el tema se encuentra paralizado porque los comuneros han decidido apostar por una producción ecológica en lugar de industrial ya que esto tendrá una incidencia en los ingresos que le reporte la plantación.
"Cada planta produce entre 10 e 12 quilos de oliva en Andalucía. Aquí calculo que arredor de 8, porque temos moitas menos horas de sol. Sen embargo esta producción baixa se falamos dun cultivo ecolóxico que, en cambio, adquire un valor no mercado moi superior". Y Francisco González lo tiene claro. "Temos que darlle ao aceite que saia dos nosos montes un elemento diferenciador, que nos permita vender un plus de calidade". Con el concepto de este ingeniero técnico coinciden las conclusiones del trabajo desarrollado por el grupo de Viticultura de la Misión Biológica de Galicia, que ya han permitido el reconocimiento oficial de dos variedades de olivo autóctonas gallegas y trabajan en la constatación de otras cinco.
La existencia de olivos y su cultivo en Galicia se extiende principalmente por el sur de la provincia de Lugo y distintos puntos de las provincias de Ourense y sur de Pontevedra. Es necesario que los olivareros alcancen la producción necesaria de planta para poder utilizar la denominación de las especies autóctonas en las etiquetas de los aceites embotellados.
Productores particulares
Los comuneros no son los únicos que se interesan por la plantación de olivos. Particulares de la comarca de Pontevedra, de Arousa y de Morrazo dedican ya importantes extensiones de terreno al cultivo de esta planta.
En el municipio de Sanxenxo más de un propietario ha cambiado la plantación de vid por los olivares, en colaboración con la firma orensana Aceites Oliva, consiguiendo ventajosos resultados.
