En pleno debate social sobre el compostaje, en el que centra el gobierno local su futuro plan de basuras en el municipio, la ciudad de Pontevedra flojea claramente en las demás variantes del reciclaje de residuos sólidos: papel y cartón, vidrio y envases ligeros. Cada pontevedrés deposita al año en los contenedores específicos apenas 27 kilogramos de estos materiales, lo que sitúa a Pontevedra como la ciudad gallega con el peor índice de las siete urbes gallegas y muy lejos también de la media gallega, que supera los 40 kilos por ciudadano y año.

Así se pone de manifiesto en los datos que manejan las dos entidades que se encargan de la gestión de estos materiales: Ecoembes y Ecovidrio. En este último caso, la compañía acaba de hacer públicos los resultados en toda España sobre la recogida de botellas y similares referidos a 2017, año en el que en el municipio capitalino se acumularon 842.330 kilos. Son apenas dos mil kilos más que los reunidos en el ejercicio anterior, y en ambos casos suponen apenas 10,2 kilos por persona y año, cuando la media gallega ronda los 17 kilos.

De hecho, solo Lugo presenta unos datos más bajos que la ciudad del Lérez en este capítulo del vidrio, con 9,1 kilos. Las demás urbes están muy por encima con Santiago a la cabeza (20,2 kilos), por delante de Ourense (14,8), A Coruña (14,6), Vigo (11,9) y Ferrol (11,8).

Pero si Pontevedra supera ligeramente a Lugo en el reciclaje de vidrio, en los demás materiales está claramente por detrás. En este caso es Ecoembes la entidad que se encarga de ofrecer los datos oficiales y Pontevedra figura en último lugar tanto en envases como en papel-cartón, si bien sus últimos resultados disponibles se refieren a 2016.

Papel y plásticos

Los contenedores de papel recogieron el pasado año en la ciudad menos de 9 kilos, por detrás de los 9,8 de Lugo, los 9,9 de Vigo, los 11,2 de Ourense, los 13,2 de Ferrol, los 19, 2 de A Coruña y los 20,2 de Santiago, que vuelve a figurar en cabeza. En Pontevedra, en todo caso, es muy habitual el fenómeno de la retirada de estos materiales por parte de personas ajenas al servicio de limpieza, que suelen vaciar los contenedores muy a menudo para sus negocios particulares.

En cuanto a los envases ligeros, que incluye bricks y latas, Pontevedra tampoco destaca, con apenas 7,8 kilos por vecino y año. Son 8,3 en Vigo, 10 en Lugo, 11 en Ourense, 13,4 en Ferrol y 15,6 en Santiago. Ecoembes no ofrece datos de A Coruña, pero solo con el papel y el vidrio, la ciudad herculina supera con creces a la del Lérez.

Frente a la potenciación de estos modos de reciclaje, el Concello se ha volcado en los últimos tiempos en otro de los residuos domésticos: la materia orgánica para su compostaje. Y así se demuestra no solo en el despliegue de composteros en marcha, tanto individuales como colectivos, sino por las líneas maestras del futuro contrato de basuras. El gobierno local acordó hace unos días la contratación de una consultora que se encargará en los próximos seis meses de analizar la situación del servicio, elaborar las condiciones del nuevo sistema y, sobre todo, analizar la viabilidad del compostaje generalizado en todo el municipio y de una planta de tratamiento en A Canicouva.

La consultora contratada por 66.550 euros -Lagares Oca, la misma que analiza las ofertas del concurso del agua- dispone de seis meses para elaborar los estudios y pliegos. Después (a finales de este año aproximadamente) se convocaría el nuevo concurso y después habría cuatro meses más para analizar las ofertas y seleccionar a la empresa, o empresas, ganadores. Todo ello sitúa la resolución de este complejo contrato, que supera los seis millones de euros al año, en el horizonte de las elecciones municipales de 2019, una época poco propicia para el consenso político en esta materia.

El futuro concurso licitarla estos servicios por lotes, de modo que pueden ser varias las empresas que asuman cada actividad. Al respecto, ya está decidido que lo primero en salir adelante será la limpieza de dependencias municipales, ahora adjudicadas a varias compañías por separado, y que podría estar resuelto en cuestión de meses. El gobierno local aboga después por otros dos lotes: uno para limpiar los colegios y el otro, el de mayor cuantía y calibre, para la recogida de residuos, limpieza y desratización. Este será el más complejo ya que incluirá el despliegue completo del sistema de compostaje.