"Permitirá poner fin a años de insalubridad y deterioro". Con esa esperanza, los vecinos del entorno del viejo cuartel de la Guardia Civil aplaudieron ayer la compra de ese abandonado edificio para crear una residencia geriátrica de DomusVi. Culmina así una lucha vecinal que comenzó hace casi una década para que el Estado resolviera las molestias y peligros que genera este inmueble, sin uso desde 2006 y que ha sido objeto de incendios, presencia de okupas y otros problemas durante años.

Jesús Cazorro, presidente de la asociación de vecinos que encabeza las reivindicaciones para hacer frente a ese abandono, dejó ayer claro que están de acuerdo no solo con la compra -mediante subasta de la Gerencia de Infraestructuras y Equipamiento de la Seguridad del Estado del Ministerio de Interior, y por 1,4 millones de euros- sino también con el destino, una residencia geriátrica de 120 plazas porque "servirá para dar vida al barrio y sin ocasionar ningún tipo de molestia".

DomusVi, la marca surgida de la fusión de Geriatros y SARquavitaes, ya gestiona varios centros residenciales para mayores en la provincia de Pontevedra y promueve ahora en su primer servicio de este tipo en la ciudad con un futuro edificio de nueva construcción (lo que implica derribar el actual inmueble, de los años cuarenta) y que reunirá "los estándares de calidad habituales" en todos los centros de nueva planta que ha realizado esta empresa especializada en la atención geriátrica.

Más de 800 firmas

Durante años, la antigua Comandancia fue un foco de "inseguridad e insalubridad" para los vecinos, que llegaron a entregar en 2016 en la Subdelegación del Gobierno más de 820 firmas en demanda de soluciones, ya que no solo se produjeron incendios en su interior, sino que ya se temía de posibles desprendimientos "En estos últimos temporales llegaron a pensar que se podría caer una teja o cristales, con el consiguiente riesgo para los cientos de personas que pasan por allí", comentaba ayer Cazorro, que recuerda que ese escrito se reiteró en varias ocasiones posteriores, pero "nunca hubo respuesta".

Según sus explicaciones, en los dos últimos años se había atenuado notablemente la presencia de okupas "porque estaba todo tapiado y la Guardia Civil mandaba periódicamente a controlar el edificio", si bien se apunta que en la garita de la puerta principal aún residía una persona. Sin embargo, el deterioro del edificio es evidente y de gran incidencia en "una zona plenamente urbana, en el centro de la ciudad", como resaltan los residentes

Aunque nunca se inclinaron por un uso concreto para reaprovechar esas instalaciones, los vecinos sí llegaron a mostrar en su día su acuerdo con la propuesta que lanzó el gobierno local de que esos terrenos fueran utilizados para edificar una nueva Comisaría.

Esta última solución resolvería, a juicio del Concello, la mala imagen del lugar y la falta de espacio en la actual Comisaría, pese al traslado de las oficinas del DNI. Se planteó entonces desde el gobierno local el derribo del deteriorado cuartel para levantar en su lugar una nueva Comisaría "más moderna, mejor comunicada y con posibilidad de aparcamiento, incluso subterráneo". Paralelamente, el Estado podría sacar al mercado inmobiliario el inmueble de Joaquín Costa, que ya está catalogado para uso residencial.

No obstante, el Estado siempre tuvo como prioridad obtener ingresos con este viejo cuartel con los que sufragar, en parte, la actual Comandancia de la calle domingo Fontán. Primero se apostó por la recalificación para edificar viviendas y se llegó a un preacuerdo con el Concello, pero la escasa rentabilidad final y la crisis del sector tumbó esa opción. Desde hace años se esperaba por una venta, que se concretó ahora.

En la documentación expuesta por Interior cuando convocó por sorpresa esta subasta ya se indicaba que entre los posibles usos que tiene actualmente esta parcela, calificada como suelo dotacional, es el socioasistencial, y concretamente, citaba equipamientos "administrativos, culturales, mercados y residencias de ancianos", entre otros.

Ahora habrá que certificar la adjudicación, a falta de meras cuestiones formales, y esperar a conocer el proyecto definitivo para todo este área. El que en su día planteaba Interior incluía la creación de una plaza pública tras la alineación de los edificios de viviendas en forma de "L" con alineación hacia Casimiro Gómez y Loureiro Crespo.

Ahora, a los vecinos solo les queda esperar a que "se materialice" un proyecto que esperaban desde hace años. De hecho, cuando Interior anunció la subasta tenían dudas de que fraguara la operación "ya que creíamos que nadie lo iba a comprar", señala Cazorro pese a que ya circulaban algunos rumores sobre este desenlace final.