Se cumple hoy una semana desde que uno de los emblemas vegetales del centro histórico, el monumental magnolio de la plaza de Méndez Núñez, encendiera todas las alarmas por el "riesgo inminente" de desplomarse sobre la vía pública ante la aparición de unas peligrosas grietas en su tronco. Siete días después de comenzar unos tratamientos de emergencia para consolidar el ejemplar, eliminar buena parte del pero de sus ramas y reforzar en lo posible su estructura, el servicio municipal de Parques y Jardines da hoy por finalizada su labor con la satisfacción de haber evitado la desaparición de esta muestra viviente de la historia de Pontevedra, vinculada desde hace décadas a la familia Muruais. De hecho, se da por descartada la posibilidad, barajada en los primeros días, de tener que talar el árbol.

Los trabajos primordiales se centraron en eliminar peso de la copa, mediante la poda masiva de ramas, unos trabajos que durante la pasada semana se realizaron mediante una grúa, pero que ayer fueron ejecutados manualmente, para permitir el acceso a zonas difíciles y completar las tareas anteriores.

Un equipo de varios "escaladores" se encaramaron durante toda la mañana al magnolio para eliminar las ramas más próximas a la calle del Arco, la casa donde vivió el Méndez Núñez y después fue adquirido por la familia Muruais. Bajo la coordinación del responsable municipal técnico de Parques y Jardines, Manuel Fontán, no solo se completó la poda selectiva, sino que se procedió a consolidar la estructura del árbol mediante la colocación de arneses para amarrar las ramas. Cada uno de ellos puede soportar unos 7.000 kilos de empuje. Además se atravesó el tronco con una varilla metálica para evitar que se agranden las brechas detectadas y está previsto instalar un "cinturón metálico" que evite el "efecto palanca" de las ramas más dañadas, en la base del ejemplar. Se trata de algo parecido a lo realizado en su día con los cedros de Las Palmeras.

Una vez concluida esta actuación de emergencia municipal, previsiblemente hoy y que permitirá recuperar la normalidad en la calle, corresponde a los propietarios asumir el mantenimiento y supervisión periódica del magnolio, una labor que la familia ya ha expresado a los técnicos municipales pero que se requerirá por escrito. Se trata de verificar que no se agravan los problemas del árbol, cuya salud no presenta problemas, para evitar que se repita la alarma de esta última semana.

La casa del Arco pertenece a a la familia Muruais desde hace décadas, quizás siglo y medio, aunque su historia se remonta a mucho atrás. En ella murió en 1869 el almirante Méndez Núñez y después fue residencias de los Muruais, entre ellos Andrés, Jesús y Soledad Muruais Rodríguez. El primero, que da nombre a la calle entre la plaza de Galicia y García Camba, nació en Pontevedra a finales de 1851 y murió a los 31 años, mientras que su hermano (1852-1903) estudió el bachillerato en el Instituto de Pontevedra y años después obtuvo la cátedra de Latín y ejerció como profesor en los Institutos de Ourense y la ciudad del Lérez. Poseía una de las mejores bibliotecas de Galicia, donde destacaban sobre todo las últimas obras procedentes de Francia y grandes colecciones de catálogos bibliográficos, postales, revistas o periódicos.

Esta biblioteca estaba ubicada en la planta bajo y sobre el arco que cubre la calle Don Gonzalo se celebraba una tertulia en la que participaban entre otros, Torcuato Ulloa, Labarta Pose, Augusto González Besada, Álvarez Limeses, Casto Sampedro, el pintor Alfredo Souto o el científico Ernesto Caballero.