Las infracciones al volante consideradas como delito irrumpieron en el Código Penal allá por el año 2007, casi al mismo tiempo que llegaba también a nuestras vidas el carné por puntos. Hasta entonces, la práctica totalidad de las infracciones al volante se resolvían con infracciones administrativas pero el elevado número de muertes y heridos en carretera obligó al legislador a convertir en delito alguno de los comportamientos más peligrosos en carretera, aunque no por ello poco cotidianos.

La conducción con una elevada afectación por la ingestade alcohol, circular sin carné o tras haberlo perdido, la velocidad exagaradamente elevada..., comportamientos peligrosos que comenzaron a llegar en masa a los juzgados de guardia y de lo Penal y se dictaron las primeras condenas por delitos contra la seguridad vial.

Las primeras penas que se imponen al delincuente primario (al que no tiene antecedentes) suelen ser de multa o de trabajos en beneficio de la comunidad. Aunque muchos conductores sí aprendieron la lección y "la concienciación aumentó mucho desde entonces"; tanto la Fiscalía como la Policía Local de Pontevedra y la Guardia Civil reconocen que una de las principales "preocupaciones" con respecto a este tipo de delitos es la "enorme reincidencia" que se produce. Así lo confirmaba ayer Alicia Tajes, fiscal de enlace en materia de seguridad vial de Pontevedra (el fiscal coordinador de la provincia, Carlos Gil, está en Vigo), durante el acto en recuerdo de las víctimas de accidente de tráfico convocado por la Subdelegación del Gobierno.

Tajes reconoció que hay una serie de condenados por este tipo de delitos que "reinciden en muy poco espacio de tiempo", además de subrayar también el elevado número de quebrantamientos que se producen entre estas personas a las que se les retira el carné. La Fiscal ratifica que en la primera o segunda condena las penas son de multa, trabajos en beneficio de la comunidad y retirada del carné, pero advierte de que "con uno o dos antecedentes" en el historial ya "hay que optar por una pena de prisión dado que así lo exige el ordenamiento jurídico".

Esos elevados niveles de reincidencia, en un comportamiento delictivo que no hace mucho pudiera considerarse como algo "cotidiano", sí que está provocando que "personas que no se han visto nunca inmersas en un comportamiento delictivo, gente que se podría denominar normal como cualquiera de nosotros, se encuentra con que es posible que tenga que entrar en prisión para cumplir penas cortas, que van de tres a seis meses, pero que pueden suponer un shock para cualquier persona".

Por este motivo, la fiscal considera que toda la población que todavía no esté concienciada, debe asumir que este tipo de comportamientos al volante "son un delito" y que además no están penados con esta dureza "porque sí, sino porque las cifras de fallecidos y heridos, aunque han descendido, son enormes y provocan secuelas irreversibles".

Alicia Tajes insistió en que este tipo de comportamientos delictivos en carretera generan un "riesgo serio y grave" y destaca el enorme "coste económico" que tienen los accidentes para el conjunto de la sociedad, pero, sobre todo, enfatizó el "coste a nivel humano". Recordó que este último fin de semana la cifra de fallecidos en accidente de tráfico fue de 12 en toda España, algo que lo "convierte en un problema serio y traumático".

Cumplimiento efectivo

La fiscal Alicia Tajes subrayó que, además, la entrada en prisión de las personas reincidentes es efectiva no solo cuando acumulan varios delitos sino también cuando dejan de abonar las penas anteriores de multa que se les han impuesto. Explica que todo delincuente primario es inicialmente condenado a penas de multa o trabajos sociales pero estas condenas se traducen en penas privativas de libertad si finalmente no se abonan las primeras en ejecución de sentencia.

Tajes explicó que "es una pena que se llegue a esto pero es que parece que es la única forma de que alguna gente consiga entender que estamos ante un problema serio y que no deben volver a repetir ciertos comportamientos".

La fiscal de enlace en materia de seguridad vial en Pontevedra también reconoce que hay muchos conductores infractores que se llevan una enorme sorpresa cuando comprueban que la comisión de un delito contra la seguridad del tráfico lleva aparejado, en ocasiones, el decomiso del coche. "El vehículo es el instrumento del delito", explica, por lo que al igual que se incautan las lanchas o los coches que utilizan los narcotraficantes para transportar la droga, el Estado se queda con el coche utilizado para la comisión reiterada de infracciones penales. No solo se incauta con el objetivo de impedir la comisión de un nuevo delito por parte del acusado, sino para asegurar el pago de las responsabilidades civiles que se pudieran derivar de su comportamiento.