La Xunta y la Consellería do Mar, y concretamente Portos de Galicia, se encuentran actualmente ante una compleja disyuntiva a la hora de completar el demandado dragado del Lérez. La administración deberá decidir si sigue adelante con el proyecto tal y como está concebido actualmente (a pesar de la oposición de algunos colectivos de la ría), o vuelve a diseñarlo contando con el consenso de todos los sectores productivos, lo que supondría de nuevo un importante retraso para un proyecto que lleva ya demasiados años dando vueltas por los despachos de la administración autonómica.

Las conversaciones entre los técnicos de Portos y los distintos colectivos de la ría para conseguir un proyecto consensuado y al gusto de todos está actualmente en punto muerto tras una última reunión celebrada el miércoles en la sede del organismo autonómico en Pontevedra. El principal escollo para el proyecto sigue siendo el punto elegido para depositar la mayor parte de los áridos que se extraigan de la desembocadura del Lérez. Se trata de una zona de fango al oeste de Tambo en donde está previsto que se viertan un mínimo de 220.000 metros cúbicos de sedimentos, aquellos áridos de menor calidad de todos los que se extraigan de la desembocadura del río. Otra pequeña parte de arena más gruesa y de mejor de calidad se utilizará para regenerar los bancos marisqueros de Campelo.

El punto elegido para depositar estos áridos no es del gusto de algunos sectores productivos de la ría, como los "navalleiros", que se oponen firmemente ante el temor a que el depósito de una gran cantidad de sedimentos pueda acabar afectando a la productividad en el resto de la ría y de los bancos marisqueros en los que ellos trabajan. Tampoco los bateeiros parecen ver con buenos ojos la ubicación elegida para los vertidos del dragado.

Tras varias horas de reunión, los participantes en este encuentro salieron de la sede de Portos igual que habían entrado. Los representantes de los sectores productivos siguen sin saber si Portos modificará o no el punto de vertido previsto para el dragado, dado que se limitaron a exponer una vez más las fuertes medidas de seguridad con las que contará la obra para evitar que la turbidez y el movimiento de áridos puedan afectar a los ecosistemas de la ría. Insitieron en la instalación de turbidímetros que permitirán medir el grado de sedimentos en suspensión en el agua y paralizar las obras si fuese aconsejable. Además, el depósito se realizaría mediante manguera en el fondo, y a través de la apertura de cántara de la draga en superficie, limitando así la cantidad de elementos en suspensión. Subrayaron los estudios ambientales que indican que el dragado no solo no afectará a otras áreas productivas de la ría, sino que la elección de Tambo tiene como objetivo la regeneración del propio lecho marino dado que los aportes que se van a depositar allí son de mucha mayor calidad que el fango actual.

Las explicaciones, no obstante, siguen sin convencer a los "navalleiros" de la ría que destacan la cautela con la que es necesario actuar en un ecosistema tan delicado como la ría de Pontevedra. La gran cantidad de áridos a depositar, un mínimo de 221.000 metros cúbicos, les genera intranquilidad sobre los efectos que puedan tener sobre los recursos pesqueros que ellos explotan.

Desde el sector navalleiro insisten, en cualquier caso, que su postura no es una oposición al proyecto de dragado, más bien todo lo contrario, ya que entienden el respaldo de los mariscadores del fondo de la ría en la búsqueda de medidas que resuelvan la dramática situación que atraviesan sus actuales concesiones marisqueras. Pero recuerdan que recientemente se han llevado a cabo otros dragados en la ría, concretamente en el puerto de Marín, y que entonces los depósitos de áridos se realizaron más allá de Ons, sin que se detectase impacto alguno en los recursos del interior de la ría ni tampoco en la zona de vertido al tratarse de mar abierto. Por este motivo, piden que se vuelva a optar por este punto para el depósito de los sedimentos del Lérez.

Postura "inamovible"

En este sentido, en la reunión señalaron de forma rotunda que esta postura de oponerse a los vertidos en Tambo es, por el momento, "inamovible" , aunque ello suponga retrasar de nuevo el diseño de un proyecto en el que, por cierto, recuerdan que no contaron con ellos hasta ahora, algo que reconocieron los propios técnicos de Portos.