Todo comenzó a principios de 2003, con un protocolo entre la Xunta, el Concello y la Diputación parea reformar por completo Pasarón y ejecutar un centro lúdico deportivo en A Parda. Casi quince años después, el pasado 15 de mayo, el gobierno local y la entidad provincial suscribían el acta de recepción de las obras de reforma del estadio de Pasarón, que sella definitivamente una larga y polémica página de la historia de la ciudad y que hace que el emblemático recinto vuelva a ser plenamente municipal.

El "ruido" que entre 2006 y 2014 sacudió a este proyecto, con un elevado sobrecoste de su presupuesto, deficiencias en la obra e investigaciones judiciales paralelas, se difuminó hace unos dos años, periodo que el Concello y la Diputación aprovecharon para negociar con gran discreción una salida pactada al asunto. El acuerdo se selló el pasado 15 de mayo con el "documento de entrega y recepción por el Concello de las obras e instalaciones del nuevo estadio de fútbol de Pasarón", firmado entre el vicepresidente provincial, Carlos López Font y la teniente de alcalde Carmen da Silva, además de técnicos de ambas partes.

Este documento llega cinco años después de que la Diputación diera por concluida una polémica ejecución plagada de problemas desde su inicio, en julio de 2006, pero que ya se había gestado tres años antes. En marzo de 2012, la entidad provincial, titular provisional del recinto desde 2006, dio por terminadas las obras después de una inversión que superó los 16 millones de euros, más del doble de lo previsto inicialmente.

Local social de O Burgo

En estos cinco años no hubo reparación alguna en el campo, pero el Concello nunca llegó a recepcionar esa reforma, de modo que el estadio navegaba en un "limbo" legal, sin un titular claro. El concejal de Obras Demetrio Gómez anunció ayer que esa indefinición ya está resuelta y justificó que se haya decidido ahora y no antes en la "necesidad de disponer de esas instalaciones con el fin de resolver la situación de Protección Civil (cuya sede está en los bajos del estadio) y de acondicionar una parte del recinto para el futuro centro social de O Burgo", un proyecto que se maneja desde hace años pero que ahora parece "urgente". Al respecto, Demetrio Gómez explicó que ya se ha contratado al mismo arquitecto, Galo Zayas, que diseñó el estadio para que elabore un proyecto de acondicionamiento que resuelva, entre otros aspectos, los accesos a ese centro social, que deben ser independientes de los del propio campo de fútbol.

El edil apunta que, en esencia, no cambiará nada con esta recepción, salvo que la "Diputación queda desvinculada". El Pontevedra CF continuará asumiendo los gastos de mantenimiento que ya afrontaba, y solo será necesario "legalizar" unas antenas de telefonía móvil instaladas en el pasado en el campo sin autorización municipal. Eso sí, el Concello debe afrontar pequeñas tareas de mantenimiento como rellenar extintores.

De este modo, se da por zanjado un proceso que comenzó hace más de una década y que ha estado salpicado casi permanentemente por la polémica. Ya el concurso para ejecutar y financiar las obras fue conflictivo. Tras cederse el campo a la Diputación, los trabajos comenzaron en julio de 2006 con un plazo de 18 meses, pero hasta marzo de 2012 no se dieron por finalizadas.