Impulsar las potencialidades culturales y turísticas de los yacimientos históricos de Marín es el objetivo de un plan promovido por el gobierno local, que quiere poner de nuevo en valor el menhir de Currás y el Castro da Subidá con varias intervenciones. Así, el Concello ha solicitado autorización a la Xefatura Territorial de la Consellería de Cultura, para señalizar el menhir de Currás, que figura en el Inventario de Yacimientos Arqueológicos de la Xunta de Galicia.

En el año 2003 ya fue objeto de una intervención arqueológica de excavación de su contorno inmediato, ya que la traza de la variante de Marín (carretera VG 4.4) coincidía con su situación. Finalmente fue trasladado hasta su localización actual, en un lugar próximo al original y del lado de una vía de servicio de la variante, en su margen sur. Ahora se pretende señalizar e instalar información sobre el monumento. La memoria explicativa indica que la actuación resulta necesaria para que la interpretación del menhir sea posible para cualquier visitante.

En la actualidad no dispone de ningún panel informativo. Este hecho, junto con la singularidad de este elemento patrimonial (único del Morrazo y uno de los pocos existentes en Galicia), avalan el interés y conveniencia de llevar a cabo una actuación de señalización del menhir de Currás.

Otra de las actuaciones en marcha y que será ejecutada en las próximas semanas es la intervención arqueológica de excavación y restauración del Castro de A Subidá, una actuación que asciende a 14.163,29 euros. Se pretende intensificar la labor ya realizada en este espacio público con un gran atractivo turístico y cultural. El Concello ya se encarga de mantenerlo a través de labores de mantenimiento, limpieza y conservación.

Castros de Marín

Marín cuenta con los castros de A Subidá (Sete Espadas, Mogor), Castelo Barbudo (Pardavila, San Xulián), o Castelo (Ardán) y posibles asentamientos castreños en Pedreiras (O Campo), Penizas (Currás), Sobareiro (Loira), y Castro (Seixo). De todos ellos destaca el de A Subidá, que pasa por ser el mejor conservado a pesar de las múltiples agresiones que ha sufrido.

Se trata de un asentamiento castreño bastante romanizado y que se podría situar entre los siglos I al IV d.C, con una economía basada en una fuerte base agrícola y ganadera complementada por la caza, pesca y el marisqueo.

A finales del siglo XIX conservaba partes aún de su doble recinto amurallado, y a principios del XX aún se tenían en pie algunas de las viviendas circulares. La riqueza de materiales era tanta que prácticamente no hacía falta ni excavar para encontrar restos. Muchos de estos restos se encuentran hoy en el Museo Provincial de Pontevedra, pero de otros muchos, fruto de las excavaciones furtivas e incontroladas, nunca más se supo.