Pese a que el municipio carece de instalaciones para la incineración, pese a los muchos proyectos que se manejaron en el pasado, son cada vez más los pontevedreses que optan por esta modalidad en lugar del enterramiento tradicional en un nicho. Pero el principal problema con el que se encuentran es qué hacer después con las cenizas. Aunque el cementerio municipal de San Mauro dispone de columbarios para su depósito, el Concello ha decidido habilitar un amplio espacio en el principal camposanto de la ciudad para que todos aquellos familiares que lo deseen esparzan las cenizas de sus fallecidos y puedan acudir cada año a recordar su memoria.

Se trata del programa "Voltar á terra" que presentó ayer la concejala Carme Fouces. La edil recordó que en San Mauro hay espacio para construir más de 200 nuevos nichos y desde hace tres meses está abierta una tercera convocatoria para su adjudicación. Sin embargo, la demanda de este sistema tradicional es muy bajo frente a las "numerosas peticiones" relativas al destino de las cenizas. Por ello, se ha decidido "aparcar" futuras ampliaciones de San Mauro en una parcela de 5.800 metros cuadrados destinada al efecto, y se aprovechará ese espacio para crear un terreno donde esparcir las cenizas. El terreno será acondicionado con una amplia zona ajardinada y algún tipo de elemento funerario donde sea posible colocar placas y lápidas que recuerden a los fallecidos. El solar estará disponible en 2017 y no será gratuito ya que se debe sufragar su mantenimiento. Se calcula que las tasas serán iguales que la actual adjudicación de columbarios.

Las familias que opten por la incineración deben acudir al polígono industrial de A Reigosa, en Ponte Caldelas, donde hace unos meses se abrió el único crematorio de la comarca, ante las dificultades del Concello para autorizarlos en el municipio. Pese a esa laguna, su uso es cada vez mayor. De hecho, el Concello ya ha descartado ejecutar nuevos nichos en cuatro de los cinco cementerios municipales y solo tiene previsto construir, por 55.000 euros, 44 de estos espacios en el de Lourizán, única parroquia donde aún se detecta cierta demanda.