El gobierno local en solitario del BNG ha comprobado en numerosas ocasiones que sus propuestas económicas se encontraban con el rechazo frontal de la oposición para "tumbar" esos capítulos. El último ejemplo es la reciente modificación de crédito para amortizar deuda con el superávit de 2015, que quedó sobre la mesa por el voto en contra de PP, PSOE, Marea y Ciudadanos.

Y ese mismo problema se lo encontrará con el presupuesto para 2016. El gobierno local ha comenzado a trabajar en esas posibles cuentas y ya adoptó hace unos días la primera decisión al "congelar" las tasas e impuestos en las mismas cuantías que hasta ahora. Pero todo apunta a que apenas se ha avanzado más toda vez que se trata de un documento que, a día de hoy, está muy condicionado y sin visos de salir adelante. Una de las razones es que el BNG está obligado a negociar con algún grupo de la oposición para garantizarse su aprobación y todo apunta a que no contará con apoyo alguno al respecto. No obstante, la principal razón hasta ahora se basa en el hecho de que no exista gobierno para el Estado. Esta situación otorga al equipo municipal la mejor excusa para dar largas a la elaboración de las cuentas municipales, ya que son necesarias las instrucciones de cada año del Ministerio de Hacienda, unas instrucciones de las que aún no se dispone porque emanan directamente de los Presupuestos del Estado, que no existen.