El estallido de la burbuja inmobiliaria y la llegada de la crisis pilló a la sólida constructora propiedad de Nino Mirón con un gran número de suelo e inmuebles sin vender. Finalmente, no se logró refinanciar la deuda y la empresa se vio abocada al concurso de acreedores. En enero de 2014 la constructora entró en fase de liquidación.

Más tarde, en junio, el juzgado de lo Mercantil 2 declaraba concurso de acreedores del propio Saturnino Mirón, que fijaba todavía su domicilio en el lugar de Palacios, Padriñán, en donde se ubica este chalet. Aquel anuncio del BOE del 2 de julio de 2014 dejaba en manos del administrador concursal las facultades de administración sobre su patrimonio.