Otra prueba importante de las practicadas ayer en el juicio fue la audición de las llamadas que las dos acusadas realizaron al 112 a la Policía Nacional y a la Guardia Civil alertando del supuesto robo que estaban sufriendo en su vivienda de Chancelas la noche en la que presuntamente mataron a Secundino y en la que, según las acusaciones, fingieron este robo como tapadera del crimen. Las acusadas dicen, entre gritos y sollozos, que les están robando en casa, en Chancelas, y aseguran que son dos hombres con la cara tapada y que huyen en "un coche pequeño blanco" en dirección "a Sanxenxo".

Albertina Táboas, que es quien está al teléfono, dijo al tribunal que reconoce su voz y la de Rocío (que habla por detrás), al menos en algunas de estas llamadas; pero dice que no recuerda haberlas realizado. Sí que rememoró detalles como que subió una persiana o que intentó abrir una ventana para saltar al exterior y huir de los ladrones y que escuchaba ruidos en el exterior. La fiscal, Carmen Novo, le preguntó extrañada a la acusada (que el primer día había dicho que no recordaba absolutamente nada de esa noche) como es que ahora sí se acordaba de todos estos detalles. La acusada dijo que únicamente no se acordaba de nada de lo ocurrido entre las 10 y las 12 de la noche, cuando se produjo el crimen. Rocío no quiso aclarar si se reconocía o no en las grabaciones.