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El asesor de Movilidad de la Diputación alerta del "despilfarro" que supondría adaptar 300 reductores

Jesús Fole. // R. Vázquez

El periodo para formular alegaciones al intento de modificar la ordenanza municipal de tráfico no se cerrará hasta mediados de abril. Después, con todas las reclamaciones que se presenten será necesario realizar informes y contestaciones al respecto, por parte de los mismos técnicos municipales que en su día cuestionaron los criterios de Fomento, con unos argumentos parecidos a los que reúne en sus 22 páginas de alegación el asesor de Movilidad de la Diputación, Jesús Fole, contratado por el BNG en el gobierno provincial.

En su exhaustivo documento, en el que declara su actual condición de asesor, este técnico alerta del "despilfarro de recursos humanos y económicos" que supondría adaptar los 300 reductores actuales ya que sería obligatoria la retroactividad. Además recuerda que la normativa de Fomento prohibe los "lombos" en calles con más de 5.000 coches al día, lo que "implica su eliminación en calles como la avenida de Buenos Aires, Uruguay, As Corbaceiras, Manuel del Palacio, Fernández Ladreda, avenida da Estación, Doce de Novembro, José Malvar, Eduardo Pondal, avenida de Marín, Josefina Arruti, avenida de Compostela, Reina Victoria o Colón", entre otras.

En sus conclusiones finales denuncia la "carencia de un estudio económico" ya que la modificación que aprobó inicialmente la oposición "carece de un análisis sobre el coste de su aplicación". También subraya que cuenta con "informes técnicos contrarios", por parte de funcionarios municipales "especializados y muy competentes" y que esgrimen argumentos "coincidentes con los de esta alegación".

Se apunta también que la entrada en vigor de esta normativa "tendrá consecuencias arrasadoras para el Concello. Obligar a los funcionarios municipales a aplicar medidas que saben, como exponen en sus informes, que son negativas, contraproducentes, anticuadas y disfuncionales, daría como resultado situaciones rocambolescas. Por un lado se verían obligados a hacer los proyectos adaptados a la ordenanza, y por otro, tendrían que acompañarlos de un informe técnico negativo sobre su propio proyecto. Simplemente la parálisis de la administración".

Además detalla las "consecuencias sobre la realidad física de la ciudad y del concello" al apuntar que "habría que suprimir todos los reductores actualmente existentes en el rural y quedaría prohibido instalarlos en el futuro". También dice que en las vías urbanas "habría que eliminar la mayoría de los ahora existentes y, en caso de sobrevivir alguno, habría que modificarlos con actuaciones costosas y disfuncionales".

Hace referencia, asimismo, a los autobuses de plataforma baja, que "tendrían graves problemas para transitar" por los "lombos" adaptados a Fomento y con respecto a la futura velocidad de circulación, Fole quede que "sería muy difícil mantenerlas bajas". Por todo ello, reclama que se anule el acuerdo inicial de la oposición y quede sin efecto la modificación en marcha, o, como alternativa, se opte por la que aprobó en su día la Diputación, compatible con los modelos de "lombos" ahora existentes en la ciudad.

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