Mujer, entre 35 y 55 años, que forma parte de una familia de tres a cuatro miembros y cuyos ingresos, si los tienen, apenas proceden del subsidio de desempleo o de la Renta de Integración Social (Risga). Es el perfil básico de los usuarios de las ayudas de emergencia social que entrega cada año el Concello para gastos tan esenciales como la alimentación, la factura de la luz o incluso el pago del alquiler de la vivienda para evitar el desahucio. A lo largo del pasado año se destinaron a este fin 120.000 euros destinados a 113 familias, si bien para este año la partida se eleva a 175.000, según el balance que realiza la Concejalía de Benestar Social.

Uno de los aspectos más llamativos de este resumen es que las mujeres acaparan, año tras año, más del 70% de las ayudas. En 2015 fueron 80 mujeres frente a 33 hombres si bien el pasado año fue el ejercicio en el que menor diferencia hubo entre ambos sexos, ya que lo habitual es que la población femenina ronde el 78%. Al respecto, el departamento municipal de asuntos sociales apunta que en estos últimos meses se ha incrementado el número de familias de un solo miembro y en la mayor parte se trata de hombres que viven solos. Este mismo servicio apunta que entre 2014 (el año en que fue atendido un mayor número de familias, 151) y 2015 se produjo un descenso de 38 casos. Al respecto apunta que "aunque es muy prematuro para dar conclusiones definitivas, este descenso puede indicar una cierta recuperación de las familias especialmente atacadas por la crisis, ya que no es preciso que acudan a estas ayudas extraordinarias y que muestran la especial vulnerabilidad de estas familias", aunque también se achaca a que "más administraciones entraron a colaborar".

En el análisis de los ingresos de los que disponen estas personas, se pone de manifiesto que la inmensa mayoría carece de trabajo y, de tenerlo, es muy poco estable. Un tercio de todos los que recibieron estas ayudas de emergencia el pasado año solo cuenta con la Renta de Integración, y otro veinte por ciento percibe el subsidio de desempleo. En 18 casos se carece por completo de ingresos y poco más de veinte familias subsisten con trabajos eventuales, la venta ambulante o el servicio doméstico sin asegurar. El resto de beneficiarios cuenta con algún tipo de pensión.

En cuanto a las edades, la gran mayoría de los usuarios tiene entre 35 y 55 años, si bien en el 20% de los casos se trata de jóvenes por debajo de esa franja y en cuatro de cada diez casos se trata de familias de cuatro o más miembros.