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El meollo

El pabellón De la Sota

El pabellón De la Sota

El meollo de la cuestión está en vislumbrar, sin rasgarse las vestiduras, el resultado final de esa anunciada rehabilitación parcial del Pabellón de los Deportes, cuya última intención pasa por aproximarse al diseño original del prestigioso arquitecto pontevedrés Alejandro de la Sota.

Semejante reto produce una especie de escalofrío cuando se escuchan las declaraciones salidas del equipo de gobierno y se leen las explicaciones contenidas en el propio proyecto del arquitecto municipal.

Esa recuperación a medias, solo parcial e incompleta, no puede originar más que recelos y suspicacias entre discípulos y admiradores del maestro De La Sota. Su hijo Juan ha empezado a temblar en la casa familiar de Salcedo, porque hace ya tiempo que perdió toda esperanza de una rehabilitación digna y se pronunció por un mejor no meneallo.

En este caso particular no cabe mucho preguntarse qué sería lo que diría don Alejandro si levantara la cabeza. No viene a cuento tal recurso crítico, porque el propio De la Sota no alzó su voz en vida cuando veinte años después se destrozó literalmente la obra que realizó en 1964 por encargo del alcalde Filgueira Valverde. En su fuero interno, con aquel orgullo suyo tan peculiar, seguramente pensaría algo así como "vosotros os lo perdéis". ¡Y vaya si nos lo perdimos!

El alcalde Rivas Fontán le faltó entonces al respeto debido a mediados de los años ochenta, cuando desechó la reforma propuesta por De la Sota. Luego encargó un diseño alternativo al ingeniero municipal, García Quintela, quien cumplió lo mejor que supo tal cometido, aunque tampoco respetó el proyecto original.

Aquella decisión tan arbitraria como errónea desde la perspectiva actual, no sé bien si tendrá cabida y merecerá alguna explicación en las anunciadas memorias de Rivas Fontán. Pero lo cierto y verdad fue que aquella decisión privó a Pontevedra, su ciudad natal, de contar hoy con una obra de culto del maestro De la Sota.

A ver si no tropezamos dos veces con la misma piedra y, al menos, la nueva cubierta entronca con la genuina esencia del Pabellón de los Deportes, tal y como fue concebido por Alejandro de la Sota, al tiempo que abre la puerta a esa recuperación integral que prometió y nunca cumplió el alcalde Lores.

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