Se haga llamar bar, restaurante o chiringuito, lo cierto es que casi la decena de locales próximos a las diferentes playas del municipio de Marín recibe a diario a cientos de comensales dispuestos a comer, beber y disfrutar de un buen rato tras una jornada de playa. Desde Portocelo hasta Lapamán, pasando por Mogor, Aguete, Loira y O Santo. Diferentes modelos de negocio que tienen en común su privilegiado emplazamiento y que, por lo general, despachan productos típicos de la zona, en especial pescados, pulpo y calamares. Todos comparten unas vistas espectaculares de cada uno de los arenales que tienen la suerte de presidir y, últimamente, en algunos casos, su clientela se entretiene también con actuaciones de música en directo e incluso monólogos.

Para los no iniciados, si uno se adentra en el vial de playas desde el núcleo urbano, nada más dar comienzo esta ruta nos espera O Mar de Portocelo, restaurante que preside el arenal homónimo. Silvia es la propietaria del local, quien afirma que "estamos muy contentos porque, ya desde semana santa, el buen tiempo hizo que la gente se animase, ni punto de comparación con el año pasado", concluye. Sobre los hábitos de sus comensales: "Calamares, pescadito frito y ensalada, cosas típicas y también rápidas para luego volver pronto a la playa", explica esta joven emprendedora. Además, ve "mucha gente de fuera este año", sobre todo "ingleses y alemanes", quienes sienten pasión por el "octopus", el pulpo á feira de toda la vida.

En la vecina playa de Mogor, el primero de los locales por orden de llegada es O Merendero 2, que renovó su gerencia este verano. Emilio, el encargado, se lamenta del mal tiempo que acompaña en los últimos días, aunque reconoce que "para haber abierto hace 4 meses no nos podemos quejar, ya lo ves", señala mientras organiza la docena de mesas que tiene a su cargo en un día de intensa niebla. Además, el lavado de cara fue más allá y ahora cuentan con una zona de chill-out en la terraza superior que va acogiendo más gente "poquito a poco", concluye el encargado.

La competencia está en la otra esquina del arenal. Se trata del Playa de Mogor, donde Manuel dirige el negocio que su padre puso en marcha hace ya casi cuatro décadas. Comida típica y buen ambiente: "Nosotros no tenemos ni facebook ni página web... Y aunque el 80% de nuestra clientela es la habitual, sí que veo más gente nueva. Será cosa del boca a boca, así que supongo que los trataremos bien", comenta optimista el propietario.

Próxima parada: Aguete, donde el MiniBar preside desde hace años la primera de sus playas. Se trata, eso sí, de otro local que vivió un cambio de manos este verano. César, su nuevo dueño, puso en marcha una serie de actuaciones en directo que hacen las delicias de los asistentes. "Es algo que llama la atención", explica. Además, ve "cada vez más extranjeros, muchos ingleses y escoceses", quienes, cómo no, "buscan producto de la zona" entre sus carnes a la brasa y el pescado de la ría de Pontevedra.

El siguiente caso es especial. Se trata de O Chiringuito de Aguete, situado al borde de la playa más cercana al puerto deportivo. Allí, sus visitantes disfrutan de un ambiente familiar sobre mesas talladas en madera prácticamente sobre la arena. Conciertos, como los últimos de jazz y rockabilly, e incluso monólogos, hacen del local una fiesta hasta bien entrada la madrugada, siempre y cuando el tiempo lo permite. Además, este año han sumado una oferta gastronómica a su iniciativa en colaboración con un negocio hostelero de Seixo, un paso más para este 'joven' negocio fundado el verano pasado.

Terminando el paseo por Aguete, y para los que en cambio prefieran una vista panorámica del arenal: El Rincón de Poty. Entre sus especialidades, los calamares. "La gente viene preguntando por los calamares de Poty", señala orgulloso el propietario, quien reconoce, eso sí, que "quizá bajó un poco el ritmo con respecto a otros años, la gente mira más la peseta", argumenta.

En Loira, donde la oferta también es muy variada, los diferentes locales siguen con su día a día mientras se preparan para la fiesta grande del lugar, que tendrá lugar el día 21 de este mes. Carlos, empleado de A Figueira, una de las tabernas más conocidas de la zona, comenta que "se nota mucho la diferencia entre julio y agosto, ahora recibimos mucha más gente. Sobre todo -precisa- madrileños y vascos", turistas que pasan sus vacaciones en las casas próximas a esta playa.

Sea como sea, y aunque el tiempo a veces no sea el mejor aliado, Marín vuelve a vivir un año más su particular fiebre de los bares a pie de playa.