La vía rápida que conduce desde la Autovía de O Salnés hacia el istmo de A Lanzada se queda pequeña cada verano, nadie lo duda. Los atascos son constantes cuando hace buen tiempo, especialmente durante el fin de semana, provocando situaciones peligrosas para el tráfico y agotando la paciencia de más de un conductor.
El pasado fin de semana ha vuelto a suceder, y la escena se repite con demasiada frecuencia, para desesperación de los usuarios y de los empresarios del sector hostelero, que saben que el estado de la vía rápida es uno de los principales contratiempos a los que deben hacer frente sus clientes.
"Muchos llegan al hotel quejándose de que no es normal sufrir ese cuello de botella que se forma entre la Autovía do Salnés y los cuatro carriles de circulación que atraviesan el istmo", explica el propietario de un hotel de O Grove.
Otros insisten en que "el desdoblamiento de esa vía rápida es una necesidad imperiosa, pero todas las promesas que se hicieron en este sentido durante las dos últimas décadas se han quedado en papel mojado".
Especialmente grave resulta la situación cuando llega el momento de abandonar las playas de O Grove y Sanxenxo para regresar a casa. Los atascos suelen ser considerables domingo tras domingo a partir de las siete u ocho de la tarde. Pero también sucede para entrar a primera hora de la mañana, como sucedió el domingo pasado, y eso que el día no estaba del todo soleado y se celebraban fiestas en otras localidades que podían restar afluencia de bañistas.