El sector naval de la Ría de Pontevedra explora nuevas oportunidades de negocio tras la liberación de espacios lograda con la botadura del aún incompleto megavelero Sea Cloud Hussar, el barco que la desaparecida Factoría Naval empezó a construir hace más de siete años. La puesta a flote del llamado a ser el crucero a vela más grande del mundo deja vacía una vía de 150 metros única en la zona y que permitirá atraer encargos que hasta ahora asumen casi en exclusiva Vigo y el norte de Portugal en esta parte de la fachada atlántica. Mercantes y atuneros, sobre todo, podrían engrosar a medio plazo la cartera de pedidos de Nodosa, la actual propietaria de las instalaciones que acogieron ayer esta atípica botadura.

La empresa que a principios de este año se convirtió en propietaria del histórico constructor naval marinense se fija como uno de sus retos la realización de proyectos inéditos. La ampliación de instalaciones y el haber desocupado las zonas en las que estaban tanto este megavelero como el yate que en su momento encargó Fernández Tapias (su traslado se produjo solo unos días antes) hace posible esta ampliación de los horizontes de negocio. Así, de proyectos habituales como dragas, remolcadores o pequeños buques se pasaría a una nueva cartera para la que Nodosa ya se está encargando de reforzar su labor comercial entre los armadores. Desde la firma apuntan a que "el abanico de posibilidades que se abre es muy grande".

Las opciones que ofrece esta mayor vía del astillero, convertible en dique seco, quedan de manifiesto al hacer un repaso a las características del megavelero que se trasladó ayer hasta el muelle comercial a la espera de que hoy o mañana parta hacia Vigo. Al margen de los siete años de vicisitudes en los que se sumió el proyecto a causa de sobrecostes y problemas financieros de Factoría Naval, la ría acogió con este encargo la realización de un barco singular, de 137 metros de eslora y una manga que llega hasta los 20. Unas dimensiones que ya le han convertido en el mayor de su clase según recordaron ayer algunos de los presentes durante una maniobra de bajada de la vía que duró más de una hora.

Por otro lado, el futuro de la embarcación es aún incierto. Bankia se quedó con él como acreedora de Factoría Naval y ahora busca comprador después de que el alemán Hansa Treuhand Holding AG renunciase al contrato por el encarecimiento. En todo caso, algunas fuentes apuntan a que esta misma podría ser el cliente con el que la entidad bancaria tiene más avanzadas las negociaciones para la venta.

Desde Nodosa han agradecido la rapidez con la que los actuales propietarios del megavelero han dado cumplimiento al acuerdo del proceso concursal que fijaba el 30 de junio como fecha límite para que el Sea Cloud Hussar abandonase estas instalaciones. La plantilla del astillero recibió el encargo de proceder, a lo largo de los dos últimos meses, a acometer las tareas que garantizasen la navegabilidad. Concluidos estos trabajos y la presencia del barco en este recinto durante prácticamente ocho años desde que arrancó su construcción, ahora Nodosa se centra en reparaciones y, sobre todo, terminar de construir un remolcador y empezar con un palangrero y un arrastrero que garantizan carga de trabajo durante 20 meses.