La reforma energética se ha colado como un desagradable invitado sorpresa en el proceso de posible renovación de la concesión que Ence tiene en Pontevedra. Debido a la incertidumbre sobre el futuro en Lourizán, que no acaba de despejar la administración, los accionistas han decidido paralizar sus inversiones en la fábrica de Pontevedra ante las dudas de si podrán sacarles partido o amortizarlas. Esto provoca que la factoría tenga dificultades para salir a los mercados a competir en igualdad de condiciones con otras plantas de todo el mundo, algo que están logrando suplir con trabajo y planificación. Sin embargo, el daño que ha causado la reforma energética impide que puedan reducir costes para ser competitivos. Esto, unido a la falta de inversiones, sitúa a la fábrica de Ence en Lourizán en el camino hacia el abismo si no se acometen cuanto antes las mejoras necesarias. Algo que tan solo ocurrirá cuando se resuelva su futuro al pie de la ría pontevedresa. Así lo explica el director de Ence Pontevedra, Antonio Casal, quien resalta además la urgencia de la situación.

-¿Existe algún horizonte temporal, alguna fecha que una vez rebasada sea ya demasiado tarde para recuperar la competitividad de la fábrica de Pontevedra ante este parón en las inversiones debido a la incerteza sobre su futuro en la ría?

--Realmente no es que haya un horizonte, porque las inversiones hay que acometerlas ya. La situación en la que estamos ya es suficientemente complicada tras la reforma energética. Nosotros, la compañía, en su momento, cuando se produjo este cambio en la normativa energética, ya advertimos de que iba a ser una cuestión muy complicada para el grupo en general y para la fábrica de Pontevedra en particular. Al final, si se penaliza el uso de un combustible autóctono y natural como es la lignina, tal y como está sucediendo ahora, e igualmente se está primando otro combustible fósil contaminante y además de importación como es el gas natural, pues esto lleva a muchas empresas a dificultades. En nuestro caso en particular ya advertimos que Huelva iba a correr peligro y así fue. En lo que respecta a Pontevedra necesitamos recuperar competitividad y hay dos formas de hacerlo. Una es mediante la mejora continua, que supone muchísimo trabajo de todo el personal, y otra es mediante las inversiones. Ambas son necesarias, con una sola de estas patas no somos capaces de llegar al nivel que necesitamos para competir en el mundo. En Pontevedra estamos trabajando en la mejora continua y hemos conseguido avances importantes. Pero sin la pata de la inversión se afecta a la competitividad. Un retraso mayor a la hora de acometer estas inversiones lo que provoca es que cada vez la situación sea más insostenible y más difícil. Por eso, cuando me pregunta sobre un horizonte máximo para acometer estas inversiones, yo lo único que le puedo decir es que es urgente.

-¿Y la empresa tiene alguna previsión de cuando se puede desarrollar por fin el reglamento de la ley de Costas e iniciar el proceso para aclarar sí Ence renovará su concesión en Pontevedra?

-Eso es una cuestión de la administración. Es algo que no está en nuestras manos y que desconocemos. Nuestro deseo es que sea ya y que esta situación se aclare cuanto antes porque, le vuelvo a insistir, nosotros necesitamos hacer cosas, necesitamos invertir en Pontevedra, necesitamos lograr que esta fábrica, igual que ya es actualmente líder en materia medioambiental, sea también líder en cuestión de costes y podamos competir en el mercado internacional con las fábricas de otros países que, por cierto, tienen unas primas a la generación de energía mucho más favorables que las nuestras.

-La reforma energética puso en peligro a Huelva y el cierre es una decisión que está ahí y ha generado cierta preocupación entre los trabajadores de Pontevedra. ¿Pudiera suceder algo similar con la factoría de Ence en Lourizán?

-Podría pasar, aunque la situación de Huelva y la de Pontevedra es ligeramente distinta. En Huelva se unían varios factores. Al daño causado por la reforma energética se suma la falta de madera. La ausencia de materia prima que había alrededor de la fábrica de Huelva sumado a esa caída de la competitividad en costes se veía compensada con una capacidad de generación energética importante que compensaba esta carencia y, por decirlo de alguna manera, les ayudaba a sobrevivir. Nuestro caso es diferente. Aquí tenemos madera, tenemos más materia prima pero no obstante, a pesar de ello, también es necesario bajar costes para poder competir. Piense que aunque tengamos mucha materia prima el coste en este aspecto es muy superior al que tienen, por ejemplo, las fáctorías de Brasil. Por muchos factores, primero por la propia estructura del monte -allí es muy llano y se podría decir que está a las puertas de la fábrica- y además porque los yacimientos son muy superiores a los que hay aquí. Pues a nosotros la oportunidad que nos queda es compensar esto reduciendo costes en otras partes del proceso y ahí es donde estamos mejorando nuestra forma de trabajar, pero es que además necesitamos invertir para que realmente ese cambio en los costes que nos permita salir al mercado y mantenernos en él sea consolidado y significativo, no como ahora que logramos mantenernos ahí pero, en cierto modo, ahogados.

-A mucha gente le preocupará esa urgencia de la fábrica por recibir esas inversiones ahora paralizadas, ¿de verdad es tan necesario que la situación se resuelva ya?

-Sí que lo es. Insisto en que cuanto más tiempo tardemos más difícil será devolver la fábrica a un nivel competitivo. Y cuando una factoría no alcanza ese nivel pasa lo que pasa. El nivel de inversión necesario solo para mantener una fábrica como esta al día es de unos 11 millones de euros al año, e insisto, esto solo para mantenerse. Todos los equipos sufren un desgaste tremendo porque están trabajando 24 horas al día los 355 días del año (todos menos los diez de parada técnica). Por otra parte hay avances tecnológicos que tenemos que estar incorporando continuamente para poder mantenernos dentro de las técnicas modernas y competitivas. Si no se hacen estas inversiones necesarias con urgencia, evidentemente la fábrica se acaba muriendo. Ahora, todas estas inversiones tienen un periodo de retorno y amortización. Si no es posible cumplir ese periodo, pues la inversión no se hace.

-En el caso de que se aclarase el futuro de la fábrica y se renovase la concesión, ¿Pontevedra tendría potencial para que el Grupo Ence apostase por esta factoría?

-Por supuesto que sí. Para nosotros la fábrica de Pontevedra es muy importante. Prácticamente el 50% de la producción de celulosa del grupo procede de aquí y es de enorme importancia. La apuesta por Pontevedra yo creo que está clara en muchos aspectos y remarcadamente en el ámbito medioambiental en donde la compañía ha dado muestras claras y evidentes de que Lourizán es una apuesta de presente y de futuro, pero para que esto sea así nos tienen que dejar hacerlo.

-Me refiero a si el grupo estaría dispuesto a acometer de inmediato estas inversiones para que la fábrica volviese a ser competitiva...

-No solo es que esté dispuesto, estamos deseando hacerlas. Es que necesitamos hacerlas. Pero usted no puede decirle a un accionista, oiga deme equis millones para invertir y ahorrar costes en el proceso de producción pero por cierto, no le puedo garantizar si lo recuperará o no. Ahí hace falta una garantía absoluta y con todo firmado sobre nuestro futuro para que realmente se pueda invertir.

-Esta seguridad tan solo llegará entonces con la renovación de la concesión. Antes debe desarrollarse el reglamento de la ley de Costas que está pendiente, la elaboración de los informes necesarios para decidir sobre la prórroga (entre ellos el de la Xunta), en análisis de la decisión final..., ¿no temen que pueda ser un plazo demasiado largo para la empresa ante esta situación?

-Pues no lo sé. Yo simplemente lo que transmito y creo que todo el mundo tiene que ser consciente, y las administraciones también, es que el plazo debe ser el mínimo posible. No nos podemos entretener. No podemos perder el tiempo. Ahora mismo Pontevedra no está en la situación de Huelva, pero si nos entretenemos, como no seamos ágiles y no solucionemos esta situación, nos podría pasar lo mismo. Y en Huelva estamos hablando de tres mil familias que se van a quedar sin recursos. En Pontevedra son unas cuantas más si tenemos en cuenta la producción de madera local. Aquí podríamos hablar de unas cinco mil familias en toda la comunidad autónoma. Yo creo que es algo muy relevante. Todas las administraciones están peleando por mantener la fábrica de Huelva: la Junta de Andalucía, el ayuntamiento de Huelva, el de San Juan del Puerto, el Gobierno del Estado..., ¿y en Pontevedra qué? Una fábrica como la de Lourizán medioambientalmente excelente, ¿por qué le ponemos trabas? ¿Nos vamos a ver en una situación similar en un futuro? Imagínese usted la escena, sería sorprendente.

-¿Cree que llegado este hipotético caso habría cambios de opinión en ciertas administraciones con respecto a la continuidad de Ence?

-No lo sé, yo lo que realmente quiero destacar es lo absurdo de la situación. Estamos metidos en medio de un "maremagnum" absurdo y todo porque se quiere utilizar como herramienta política una empresa industrial en la que trabaja mucha gente y en la que estamos centrados en crear riqueza y ser competitivos. En el momento en el que de verdad se nos dejase de utiizar como una baza electoral yo creo que nos iría muchísimo mejor a todos.