Desde el año 2000 cerca de 900 niños españoles han sido adoptados en Galicia y 2.531 procedentes de otros países han sido preasignados a familias de la Comunidad. Buena parte de ellos son hoy adolescentes, una etapa de transición de niño a adulto que supone una reconfiguración de la identidad y que, en el caso de los adoptados, presenta características concretas sobre las que hablará en Pontevedra la pedagoga Yolanda Serrano.

-¿Siempre la adolescencia es sinónimo de problemas?

-No, siempre no (risas) tampoco podemos escandalizar, no siempre es sinómino de problemas, sino que es sinónimo de cambios y de crisis, pero la palabra crisis no siempre está relacionada con lo negativo, con lo cual puede convertirse en algo positivo, no es sinónimo de problemas, sino de cambios.

-¿Es esperable, dados los tiempos que vivimos, que aumenten los casos de maltrato a los padres?

-Normal no es porque de hecho el que haya violencia intrafamiliar significa que algo está pasando ya no solo a nivel social sino a nivel interno, en cómo están funcionando las familias, no es algo normal. Cuando se llegan a estas situaciones es porque hay algo anterior que no ha funcionado bien, algún problema de vinculación etc y cuando esas cosas no se detectan a tiempo es cuando aparecen las situaciones de violencia, por eso es importante que las familias compartan estas cosas que les suceden antes de que vayan a más, comprendo también, por ejemplo en el caso de las familias que han adoptado, que son familias muy fiscalizadas, familias que han conseguido su idoneidad después de un proceso largo y cuando tienen que asumir, reconocer que hay un problema pues es un poco como volver a estar cuestionados, entonces de algún modo incluso ellos mismos se autoetiquetan como una familia que ha fracasado, y no es así no debería de ser así, deberían de saber que es un tema muchas veces común con otras familias y que hay que hablarlo, si rompemos el tabú de esta violencia que surge a nivel familiar lograremos que muchas más familias puedan contar lo que les está pasando.

-¿Hay que romper otros tabúes, por ejemplo el de que todas las familias son felices o el del eterno enamoramiento paternofilial?

-Si, pasa con todas las familias, las adoptantes y las biológicas, cuando uno se plantea ser padre conoce los hijos de otras personas, entonces idealizamos a nuestros hijos en función de lo que sabemos de los hijos de los demás, pero cuando nos enfrentamos a la realidad de tener nuestro propio hijo en casa, adoptado o biológico, nos damos cuenta de que ese niño que hemos idealizado no es el que tenemos en casa, entonces hay muchísimas ocasiones en las que nos desenamoramos de nuestros hijos, muchas familias que no son felices, tal vez porque pusieron las expectativas a un nivel que no se correspondía con la realidad. En realidad hay muchísimos temas relacionados con la familia que efectivamente sería oportuno que nos pusiésemos a hablar de ellos, hablar nosotros de ellos para que así de alguna forma los otros también puedan hablar.

-¿Presentan especificidades los adolescentes adoptados?

-Si, algunas si, nada es general, nunca se puede hablar de casos sin analizar, no todos vivimos lo mismo en los mismos momentos y en las mismas etapas de la vida pero si que hay cuestiones específicos, las personas que son adoptadas cargan consigo una mochila que los condiciona y que es importante.

-¿Todos pasamos un duelo en esa etapa vital?

-Si, es una etapa de duelo para toda persona, sea adoptada o no, lo que sucede es que el adoptado tiene un duelo añadido por la familia que no tuvo, por la familia de origen que no tuvo; se suma la pérdida de su cuerpo de niño por el paso a ser adulto. Y en paralelo al que experimentan los menores hay otro duelo que es el de las familias, la propia familia tiene que elaborar el duelo por la infertilidad, si es el caso, por el hijo biológico que no llegó, también tiene que elaborar el duelo por el bebé, porque cuando adoptan, sobre todo en día, ya no se adoptan bebés, con lo cual han recibido a un niño de 4 o 5 años que luego se va a convertir en un niño mayor, y en el caso de que las familias adoptantes hayan tenido una muerte de alguno de sus hijos biológicos también hay que hacer ese duelo por ese niño que perdieron en su vida porque el adoptado no va a sustituir a ese niño que perdieron, entonces es un momento en el que no solo el adolescente experimenta un duelo sino que las familias también tienen que hacerlo.

-Es usted una persona adoptada ¿habitualmente las adopciones son historias de éxitos o predominan los fracasos?

-Al igual que cuando hablamos de adolescencia, no se puede generalizar, lo que sucede es que habitualmente trascienden o casos muy muy positivos de adopciones, de mucho éxito, o grandes fracasos, y hoy en día la familia que adopta tiene también una preparación y un gran interés en que eso salga bien y normalmente suelen salir bien, pero también hay historias que fracasan, eso también está ahí y por eso no se puede generalizar, porque no se ajusta a cada realidad, preferiría hablar de los dos extremos porque habitualmente las familias suelen encontrarse en medio, hay historias que están fracasando durante varias etapas y finalmente acaban en éxito, que empiezan de modo muy difícil y tras el esfuerzo de los adoptados y de los padres terminan en éxito, entonces no se puede generalizar.