La fiscal Rosalina Carrera rebajó ayer su petición de condena para el propietario de la empresa de Sanxenxo Armarios Alonso, actualmente cerrada, al término del juicio que se celebró ayer en la Audiencia Provincial de Pontevedra. Inicialmente el Ministerio Público reclamaba cuatro años de prisión por dos delitos de estafa y falsedad, pero finalmente reclama al tribunal que imponga a José María A. G. una pena de un año y nueve meses por un delito de falsedad y otro año más de cárcel por estafa al considerar que esta no fue continuada, sino puntual. Además, pide que se le impongan sendas multas de 1.080 y 1.600 euros. Por último, la fiscal reclama que el acusado indemnice al Banco Etchevarría con la cantidad de 58.078 euros que supuestamente estafó.

El Ministerio Público, así como la acusación particular que ejerce el banco, consideran que José María A. G., representante único de la empresa Armarios Alonso, se apropió de estos 58.078 euros utilizando una póliza de asunción de responsabilidad y afianzamiento de operaciones mercantiles que le permitía cobrar de forma anticipada por el banco las facturas emitidas por Armarios Alonso con cargo a sus clientes. Así, las acusaciones sostienen que el acusado presentó al cobro utilizando esta póliza varias facturas ficticias de cuatro clientes diferentes por la suma antes referida de 58.078 euros. Unas facturas que luego los clientes "ficticios" de Armarios Alonso devolvieron al banco y que, como es lógico, la entidad no pudo llegar a cobrar nunca al ser supuestamente falsas.

El acusado reconoce haber utilizado esta póliza "cuando la necesitaba" pero sostiene su inocencia asegurando que "jamás pensé que estuviera haciendo algo que fuese ilegal". Y es que José María A. G. afirma que los responsables del banco conocían e incluso aprobaban esta forma de actuar ya que la entidad crediticia "cubría objetivos y cobraba intereses" por las cuantías que adelantaba al empresario. Sostiene que realizó otras operaciones similares que luego reintegró al banco hasta que la situación económica empeoró y la empresa acabó cerrando. El acusado añadió que "nunca retiró dinero en efectivo del citado banco" y que "si quisiera haber cometido una estafa podría haberlo hecho muy fácil y escapar a Brasil, no acabando arruinado".

Esta línea de defensa del acusado contrasta con la declaración del entonces director de la sucursal en la que el acusado suscribió esta póliza. Señaló que comenzó a investigar lo que sucedía con Armarios Alonso cuando vio como le devolvían un número elevado de facturas de esta empresa. Añadió que cuando contactó con los supuestos clientes de la citada empresa descubrió que las facturas no parecían reales.