Oriundos de China (aunque fue un poeta japonés el primero en emplear el término "bonsái") estos árboles miniatura se clasifican habitualmente, en función de su tamaño, en miniatura, pequeño, medio y gigantes. Estos últimos no están representados en la exposición que se exhibe en el Casino Mercantil, pero si los restantes tamaños, en una muestra promovida por la Concellería de Parques e Xardíns que constituye todo un homenaje a la naturaleza.

Se exhiben al público una treintena de ejemplares de diferentes especies, pertenecientes a las colecciones particulares de Fernando Blanco, Eduardo Penedo, José Francisco Simón Varela y Pablo Cancela.

Éste es uno de los que resta importancia a los esfuerzos que supone el cultivo de bonsáis: "Salvo en la época de transplante", explica, "lo único que necesitan a diario es riego, unos minutos, como tener una mascota".

Pero lo cierto es que lograr colecciones tan completas como las de estos cultivadores (y en las que figuran, por ejemplo, madroños, arces, prunus, cedros etc) implica dedicación y conocimiento.

Por ejemplo, el que se necesita para sacar adelante un carballo. "A mucha gente le da miedo", reconoce José Francisco Simón, "pero en mi caso no he tenido mayor problema". Este cultivador es propietario de buena parte de los ejemplares de esta exposición, fusión perfecta de naturaleza y arte.