El "Plan Nacional de la Vivienda" puso en abril de 1968 la primera piedra de la actual urbanización de Campolongo. Hasta entonces, la parroquia de San José se situaba en el extrarradio de la ciudad y sus vecinos decían "voy al pueblo" cuando se dirigían al centro de Pontevedra.

Campolongo es hoy en día uno de los barrios más céntricos de la capital y conserva una activa vida social y cultural, por lo que los colectivos que lo dinamizan vienen reclamando en los últimos años un local social en el que desarrollar sus actividades.

Con aquel plan de desarrollo de los años sesenta, Campolongo perdía las vías del tren que lo separaban del centro urbano, la estación ubicada en la actual Plaza de Galicia, el pazo de los Marqueses de Leis y las pistas deportivas construidas en su entorno.

En la última década perdería también el cuartel, para acoger la ciudad administrativa de la capital. Al mismo tiempo el barrio fue ganando una serie de servicios y dotaciones públicas que los colectivos vecinales quieren coronar con un local sociocultural, como el que ya disfrutan muchos otros barrios y parroquias de Pontevedra. Recuerdan que el edificio de la actual sede del INE se creó con esa finalidad y que existe un compromiso del Gobierno central para devolver este inmueble a los vecinos.

Pazo de Leis

En los orígenes del barrio, que hoy acoge una de las mayores bolsas de población de la ciudad, se sitúa la desaparición del Pazo de los Marqueses de Leis y todo su entorno. La finca del palacete se extendía por casi todos los terrenos que actualmente ocupa el actual barrio residencial, bordeado por el río de Os Gafos.

El inmueble, que había pertenecido desde el siglo XVI a varias familias emblemáticas de Pontevedra, se convertiría en 1943, bajo la dictadura del general Franco, en la delegación del Frente de Juventudes. En su enorme finca se construyeron a finales de los años cuarenta unas de las mejores instalaciones deportivas de Galicia. Competía con las de Balaídos en Vigo y Riazor en A Coruña.

En la década de los sesenta, con la actual urbanización de Campolongo en estado incipiente, el Pazo fue trasladado a Madrid, piedra a piedra, para usarlo como pabellón de Pontevedra en la Feria del Campo, que se celebraría en la capital de España hasta inicios de los setenta. Desde entonces el Pazo, o lo que queda de él, ha pasado por varias fases y en los últimos años ha albergado un restaurante con el "enxebre" nombre de "A Casiña".

Desarrollo

La desaparición de este emblemático edificio supuso el espaldarazo definitivo al desarrollo urbanístico del polígono. Fue entonces cuando se inició la sustitución de tierras de cultivo y eucaliptales por los armazones de enormes torres de viviendas.

Otra de las causas de la explotación urbanística de la zona se basa en el traslado de la vieja estación de ferrocarril a su ubicación actual. El Ministerio de la Vivienda franquista se apropió de los terrenos en los que asentaba la vieja estación y allí planificó todo un polígono residencial en torno a la actual Plaza de Galicia.

Pero solo unos años antes de estar dominado por torres de vivienda y edificios de protección oficial, Campolongo se adornaba de molinos fluviales, puentes, lavaderos en las orillas de Os Gafos. Uno de los puentes más importantes de la zona era el de A Tablada, en el que se apostaban los pescadores para cobrar, entones, buenas piezas.

Mucho ha cambiado desde entonces el paisaje de Campolongo. Hoy viven en esta urbanización unas siete mil personas y en su paisaje los edificios sustituyeron a las fincas de cultivo.

Nueva promoción

En los últimos meses también se han promovido nuevos planes urbanísticos. Uno de los primeros que se reactivan en la ciudad para edificar viviendas, desde que estalló la crisis inmobiliaria, quedó temporalmente en suspenso debido a las objeciones que ha advertido la Secretaría Xeral de Urbanismo de la Xunta en su diseño.

Se trata de una iniciativa privada para ejecutar 240 pisos en Campolongo (entre Fernández Ladreda, la sede de la Xunta y la ONCE) sobre una superficie de 16.429 metros cuadrados, pero que incurre en defectos como un exceso de edificabilidad o la ausencia de reserva del 20 por ciento para viviendas de protección.

La Xunta emplazó al Concello y a la promotora a corregir estas deficiencias antes de permitir que se reanude su tramitación. Recuerda que el plan especial para esta futura urbanización "incrementa las alturas y las edificabilidades vigentes, incumpliendo las limitaciones establecidas" en la ley del suelo de Galicia. Así, apunta que el PGOU de 1990 permite en esa zona alturas máximas de bajo, dos plantas y bajo cubierta, pero la propuesta de la promotora establece bajo y cinco alturas.

En cuanto a la edificabilidad, se excedería en unos 4.500 metros cuadrados sobre el límite de 18.335 permitidos. Asimismo, la Xunta exige que se reserva al menos el 20% de la edificabilidad residencial a viviendas protegidas, algo de aplicación directa para el suelo urbano no consolidado como es este.

El gobierno local defiende a pesar de todo su ejecución para "cerrar la ciudad" entre la avenida de Fernández Ladreda y la futura urbanización de la ONCE, y aboga por entablar negociaciones técnicas entre la empresa, el Concello y la Xunta para resolver estos problemas.