El personal de la sanidad pública gallega está estresado. Así lo revela un estudio encargado por el Sergas que, entre otras conclusiones, da a conocer que un 80 por ciento de sus trabajadores sufre un "elevado riesgo" de padecer el conocido como síndrome del quemado o burnout, derivado de "continuas exposiciones a situaciones de ansiedad".

El informe lo realizó el Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS) para analizar hasta qué punto influye la cotidianidad de ciertas situaciones que implicarían exigencias emocionales en las relaciones interpersonales. Algo que supone, según se recoge en el documento, "una carga sentimental treinta veces superior al del resto de profesionales gallegos".

Algunos de estos escenarios serían, por ejemplo, el de comunicar diagnósticos negativos a los pacientes o el de observar casos de especial impacto. Cuestiones abordadas esta semana en el ciclo organizado por el complejo hospitalario y la Universidade de Santiago titulado "Salud: emoción y comunicación médico-enfermo". Fue en este foro en el que se abordaron los resultados de este trabajo estadístico.

Además de dar cuenta de que ocho de cada diez sanitarios padecen esa continua exposición a estrés y que, por consiguiente, son susceptibles de recurrir a una baja laboral, se establecen otras serie de datos. Como aquellos que muestran cuáles son las labores más afectadas por esas cargas emocionales derivantes en el burnout.

Menos defensas

A quien más afecta es al colectivo de médicos de atención primaria, en un 83%. Le siguen celadores (78,6%), matronas y profesionales de terapia ocupacional (78,4%), auxiliares de enfermería (73,5%) y administrativos (68,3%). Por otro lado, en el cómputo global un 70% de la plantilla del Sergas, siempre según este informe, "se ve obligado a ocultar sus emociones ante los pacientes", un hecho que los conferenciantes de esas jornadas advirtieron de que "mina las defensas del cuerpo". Apuntaron también que ese ocultación de las emociones podría estar relacionada "con la falta de apoyo de los superiores y compañeros de trabajo".

Estos expertos, tras presentar la información a un grupo de cuarenta médicos en Montecelo, abordaron cómo prevenir esas situaciones que generan estrés y el tratamiento que se debe seguir cuando ya no se puede evitar. De este modo se recomienda una "vigilancia de los riesgos inherentes al trabajo, sobre todo después de la asignación de tareas específicas que entrañen nuevos riesgos".

Todo para disminuir una coyuntura "alarmante". Y es que durante los últimos años el incremento de estas dolencias entre el personal sanitario también ha causado el alza del índice de suicidios, que sería "entre los médicos de dos a tres veces superior con respecto a la población general".