La Xunta de Galicia ha concluido la restauración de la parte pública del monasterio de Montederramo con una inversión de 350.000 euros. En director de obra y colaborador del estudio BAB, el arquitecto Víctor Grande Nieto, explica que han procedido al "acondicionamiento de espacios para la visita turística del convento", actuando sobre el claustro reglar, en el que había aulas hasta hace dos años, y la sacristía, "repleta de imágenes y de hierros que impedían contemplar esta parte fundamental de la fábrica monástica".
Los operarios realizaron limpieza de la parte interna y externa del monasterio, por "la costra biogenética que se ha ido acumulando durante décadas". También consolidaron la estructura, por la parte de afuera, porque en algunos sitios "podía llegar al colapso". Los muros estaban abombados, por lo que tuvieron que apuntalarlos con barras de acero y tratarlos con resinas. Procedieron a la eliminación de filtraciones de agua en las cubiertas.
Desmontaron el sistema de aulas, retiraron el acopio de material y esculturas de la sacristía, consolidaron tallas y policromías, restaurando las más significativas, porque "el presupuesto no alcanzaba para recuperarlas todas". Renovaron la iluminación del claustro, de la sacristía y de la escalera reglar que une ambos espacios.
También actuaron sobre la accesibilidad, para que cualquier persona con discapacidad pueda acceder a estas partes del monasterio, mediante la colocación de un ascensor, una plataforma elevadora y tres rampas. "Pueden acceder, incluso, al coro alto de la iglesia, que cuenta con gran valor patrimonial", explica Víctor Grande.
El arquitecto confirma que la obra está prácticamente concluida. "Solo quedan cuatro pinceladas, que se pueden rematar en un día". La recepción de la obra se realizará en poco más de dos semanas. "Solo falta que den de alta el ascensor y rematar dos detalles de pintura", agrega. El monasterio estará abierto al público dentro de veinte días.
El monasterio de Montederramo cuenta con otra parte privada que no ha sido restaurada, en la que se encuentran una panadería, un restaurante, la casa del cura, que ahora depende del Concello, y varias viviendas particulares que permanecen vacías. El arquitecto se muestra partidario de "ponerlas en valor para que no se deterioren".
