Sus dos hijos saben qué es el coronavirus y cómo combatirlo. Esa información es algo que aprendieron en el colegio: "Los colegios han hecho una labor increíble porque ya sabían cómo y cuántas veces lavarse las manos y qué es el coronavirus. Eso todo ya se lo enseñaron en el colegio, por ello, quiero destacar la labor también de las escuelas que han enseñado a los niños información básica sobre estas cuestiones", apunta.

Así, destaca que no se dan besos ni abrazos "pero se ponen en la puerta para, a veces, hacerme cierta compañía y ven que estoy cansada, pobres". La relación con sus hijos es difícil porque "aunque queramos mantener las distancias, que siempre lo hacemos, ellos instintivamente quieren acercarse. Uno de ellos viene hasta mi puerta cuando estoy durmiendo y me dice 'te vengo a hacer compañía'. También es complicado la organización del día, por la mañana intentamos hacer actividades de larga duración para mantener la atención durante estos quince días".

Utiliza el iPad y ve la tele como entretenimiento. "No llevo mal el estado de alarma y el confinamiento la verdad, llevo mal estar sin energía o estar todo el día cansada y que a veces no soy capaz de respirar".

Cada día sale a la ventana a las 20:00 a aplaudir como muestra de agradecimiento a todo el personal sanitario del Complejo Hospitalario de Ourense, así como a la mutua de la empresa- por la labor y el control que están llevando en su caso: "Todos los días tengo llamadas para ver cómo estoy".

Hace algo que no podía hacer de forma habitual. "Disfruto como puedo de mis hijos, eso es algo que no hacía antes, pero claro, debo tener mucho cuidado, guardar las distancias y ser precavida".