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Adiós al último maquis gallego

La voz de Camilo de Dios se apagó con 87 años después de ser el único guerrillero vivo de Galicia y símbolo de la resistencia contra la dictadura franquista

Camilo de Dios, al fondo, en el homenaje de su hermano. // B. Lorenzo

Camilo de Dios (1933) ha muerto. La frase podría ser un telegrama en tiempo de guerra civil, de posguerra o una noticia de la Segunda Guerra Mundial. Pero la realidad es que el guerrillero antifranquista ourensano sobrevivió a todo y formó parte de la historia de Ourense, de Galicia y de España hasta anteayer por la noche. Su voz se apagó a los 87 años después de sufrir varias enfermedades durante su vida y ser víctima de la explosión de la dictadura franquista tras el conflicto entre españoles.

El bastón que lo acompañaba en sus salidas se quedará huérfano como su perra, a la que le tenía un gran afecto. Un símbolo de la resistencia franquista que fue el último guerrillero y maquis de Galicia que ha dicho adiós y que ayer recibió el cariño de un pueblo que tenía estima a su historia, pero también a su figura. Al tanatorio se acercaron vecinos, conocidos, políticos, miembros de la sociedad cultural ourensana y compañeros de vivencias, para darle el pésame a su mujer, a sus dos hijas y a su hijo, así como a todos sus nietos. Todos se acercaron a expresar su último alegato ante un ourensano que contó la historia y es historia.

Su lucha se terminó ayer apagando sus vivencias y sus experiencias pero no la llama que las mantiene (y las mantendrá) vivas. Camilo de Dios ya no volverá abrir el cuaderno donde tenía anotadas hechos históricos y sus anécdotas mientras perteneció a la guerrilla. El ourensano nació en el seno de una familia en la que su madre se convirtió a la política de lucha, a pesar de la orientación de derechas de su familia. A los 13 años tuvo el primer contacto con la guerrilla. Un niño campesino que alternó el campo con su educación, hasta que por medio de su hermano Perfecto se interesó por la idea política de pertenecer a las Juventudes Socialistas Unificadas. Su conciencia política aumentaba con el paso del tiempo y los cursos, en los que participaba, le enseñaron el manejo de armas y aprender a tirar con ellas.

El tanatorio de Sandiás sirvió de escenario de anécdotas entre los asistentes y de recordar la vida de Camilo. El ourensano fue enlace entre la guerrilla en su adolescencia por su espíritu de rebeldía. Defendió el ideal del monte con su hermano Perfecto para proteger su libertad y la de un colectivo que siempre reivindicó. El 1 de octubre de 1948 fue su primer día en el monte y lo detuvieron el 18 de marzo de 1949 cuando lo interceptaron en Ourense. No salió hasta 1959 tras pasar por varias cárceles y continuó su lucha. Precisamente su insistencia fue la que provocó encontrar a su hermano muerto en una cuneta en Ávila en 2014, tras ser tiroteado en 1950 por varios guardias civiles.

Sandiás se despidió del niño campesino que fue guerrilleiro antifranquista, del ourensano que fue torturado con lápices y navajas en las cárceles donde estuvo, del rebelde que recuperó su casa tras ser un cuartel de la Guardia Civil, de la Falange y cárcel de republicanos.

Su padre murió en 1945, su madre corrió la misma suerte años más tarde y su hermano Perfecto fue asesinado al cumplir la mayoría de edad. Camilo de Dios supo perdonar y abandonar el rencor de un pasado bélico. Su historia trascendió como ejemplo de memoria histórica y su vida permanecerá como testimonio del S.XX en España. Desde Ourense, su sentimiento comunista y anarquista latirá con sus infinitas palabras.

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