"Estoy muy contento de volver a ponerme el uniforme y de tener el contacto directo con los compañeros. Además es por una buena causa". El policía ourensano Roberto González (Corbillón, A Merca, 1982) ingresó en la Policía Nacional en septiembre de 2002 y es secretario general del SUP en Galicia desde junio de 2014. Desde abril de 2015 disfrutaba de la liberación sindical a tiempo completo para centrarse en la representación de los agentes gallegos. El domingo colaboró en el operativo extraordinario de las elecciones generales y ayer volvió a patrullar en Ourense, tras ceder su tiempo a un compañero de la unidad de antidisturbios de A Coruña que ha pedido un permiso retribuido del 99% para volcarse en los cuidados de su hijo de 18 meses enfermo de leucemia linfoblástica tipo B. La administración solo le reconoció uno del mínimo legal, del 50%, que le resulta insuficiente.

"Estaré de vuelta hasta que solucione su problemática. Ya le he dicho que esté tranquilo", cuenta Roberto González. "Lo más importante de todo esto es que de momento aún no hay una solución a su problema: que amplíen el permiso del 50 al 99%. Se cumple la normativa pero hay una discrecionalidad en la que no se entra a valorar la situación del compañero. Estimamos que debería ser del 99 % porque este es un caso muy grave. Instamos a la administración a que lo solucione y a que en futuras ocasiones no se produzca esta discrecionalidad", subraya el líder del SUP en Galicia.

El compañero al que Roberto González ha cedido todo su tiempo de liberación volviendo al uniforme 4 años después tenía que incorporarse a un nuevo destino en Zaragoza el 22 de abril. Él y su esposa son de A Coruña -ella es autónoma- y llevaban 7 años en la ciudad herculina. En la ciudad aragonesa cuentan al menos con el apoyo de los padres de ella. Tienen otro hijo de 3 años pero el pequeño requiere cuidados en el hospital, donde pasó 53 días seguidos, y en casa. Sus sesiones de quimio duran 13 horas.

"Es un esfuerzo extra porque tengo que compaginar la labor sindical con el servicio operativo", dice Roberto González, pero deja claro que "estoy muy contento de dar el paso". La prioridad, recalca, "es que se solucione la situación del compañero". Ayer, el agente ourensano trabajó en el turno de mañana de la comisaría, en el servicio de atención al ciudadano. "Sus agentes son la cara de la Policía, los primeros que acuden a la llamada. El recibimiento fue muy bueno, los compañeros me facilitaron ponerme al día. Comprobé en primera persona que hay muy buenos profesionales en la comisaría de Ourense y que su esfuerzo está fuera de toda duda".

Roberto salió dos horas tarde del turno porque la situación lo exigía. En su regreso a ayer a las patrullas para que su compañero se vuelque en su hijo, González tuvo bastante tarea: identificaciones, comprobaciones de placas de matrícula, patrullas, búsqueda por Santa Teresita del desaparecido en O Carballiño (fue visto allí el martes), un incendio en una vivienda, un acta de incautación de drogas y el rastreo de una persona sobre la que pesan varias órdenes de detención.