La asociación La Can de Ourense puso en marcha el programa "No sin mis mascotas" al constatar una dura realidad: mujeres que sufren violencia de género pero no se atreven a abandonar su casa por miedo a que el maltratador castigue al animal de compañía para hacerle daño a ella, o por no poder llevárselo a la casa de acogida porque en la mayoría no se admiten. En casos extremos optan por dejarlos en perreras o protectoras, pero esto muchas veces supone perderles de vista para siempre si son adoptados.

"Las propias mascotas también son víctimas, esto nos lo han contado algunas mujeres y te pone la piel de gallina; algunas no se van de casa o tardan más en pedir ayuda por no dejar a los animales con el agresor". Marisa Varela, presidenta de la asociación La Can, lamenta las dificultades a las que se enfrentan estas mujeres para garantizar la protección de sus mascotas cuando deciden abandonar el hogar, y la ausencia de protocolos para los casos de violencia machista cuando hay animales de por medio. "Puedes coger una bolsa con ropa y largarte, pero si hay mascotas sabes que el maltratador siempre va a golpear donde más duele", señala Marisa.

De hecho, "muchas mujeres víctimas de violencia de género se ven obligadas a renunciar a sus mascotas y hay casos en los que no aceptan ingresar en pisos tutelados si ello conlleva que tengan que dejar atrás a sus animales, los cuales consideran como un miembro más de su familia", señala La Can. De ahí que el colectivo, una asociación sin ánimo de lucro y sin ayudas públicas que se financia con aportaciones de socios y donantes, haya tomado la iniciativa de crear una red de casas de acogida para dar un hogar a estos animales y todos los cuidados necesarios durante el tiempo que las víctimas necesiten para iniciar una nueva vida lejos de su maltratador.

El equipo empezó a trabajar con este proyecto hace un año y actualmente tienen dos perros y un gato en acogida. El siguiente paso es promover adopciones de perros abandonados y educarles para la protección de mujeres víctimas de violencia de género. Para poner en marcha esta iniciativa, señala Marisa Varela, necesitarán apoyo institucional que buscarán de forma inmediata en la Secretaría de Igualdad de la Xunta.

"Ojalá no tuviésemos que vivir esta experiencia, pero es un programa maravilloso del que aprendemos cada día", relata Marisa Varela. El contacto con la víctima es anónimo y sólo el voluntario que acoge a la mascota mantiene un trato personal con ella: "Le enviamos fotos y uno o dos vídeos diarios y eso las anima; ellas siempre quieren hablar, se desahogan con nosotros, nos cuentan como va el proceso judicial, como se sienten... y en alguna ocasión incluso se desplazan para visitar a su mascota".

La implantación del programa es lenta por la falta de apoyo institucional y ellos mismos se ocupan de informar a los Consellos Municipales de Información a la Mujer sobre su existencia para que el personal de este servicio traslade a las víctimas "que estamos aquí y que no tienen por qué renunciar a sus mascotas ni vivir con el miedo a que les pase a algo cuando ellas deciden irse", señala Varela.

La asociación asume los gastos derivados del cuidado de las mascotas durante el tiempo que dure la acogida, incluidas las visitas que sean necesarias a la clínica veterinaria. Una vez estabilizada la situación, las mascotas regresan con sus dueñas pero si estas, por la cuestión que sea, no pueden hacerse cargo, la asociación se ocupa de buscarles un nuevo hogar.

Este programa es uno más entre las numerosas actividades que desarrolla esta asociación, en la que también se integra Peludos Ourense. La interacción entre colectivos desfavorecidos y perros sin hogar, el voluntariado, y el objetivo de abandono cero, son sus principales retos y para ello cuentan con especialistas en diversas materias como psicólogos, educadores sociales, ingenieros agrícolas, veterinarios, abogados y educadores caninos. Además de actividades en colegios, realizan campañas de recogida de alimentos, paseos solidarios con los animales de la perrera de Progape, rutas solidarias y otros eventos que fomentan las adopciones.