El Parlamento de Galicia recibió ayer el "Premio Celanova Casa dos Poetas" de la Fundación Curros Enríquez, después de superar la "sorpresa" inicial que les ha causado la concesión, al tratarse de "la primera vez" que le conceden un galardón y además ser conscientes de que "el descrédito de la política y de los políticos está muy acentuado en la sociedad", como resaltó el portavoz socialista, Xaquín Fernández Leiceaga, incidiendo en la misma idea que ya había expresado antes la diputada del BNG Noa Presas.

Fernández Leiceaga agradeció que "asociaciones tan importantes como la que concede este premio nos vean de otra manera", algo que contempla como "un acicate para seguir insistiendo en nuestro trabajo, en nuestro compromiso, que es absolutamente imprescindible para que la sociedad mejore".

El portavoz socialista explicó que, tras una ligera reflexión, decidió sumarse al acto de la entrega del premio, al considerar que "esto significa un reconocimiento que la sociedad se hace a sí misma, a través del Parlamento, y un reconocimiento también a los cuarenta años de democracia, de libertad, que la Constitución española soporta; un reconocimiento a nuestro autogobierno". En ese sentido, admite que el Estatuto de Autonomía de Galicia, "seguramente necesita una reforma, pero en todo caso mantiene viva la expresión más nítida, en términos políticos, de lo que es Galicia. Soporta el reconocimiento de nuestra identidad específica".

El portavoz de En Marea, Luís Villares, indicó que "pocas cosas podrían ser tan inspiradoras para esta formación política como el reconocimiento de un premio como el que nos puede venir de la Fundación Curros Enríquez", por lo que ha supuesto la obra y la trayectoria de este autor en el siglo XIX. Villares resaltó la "biografía comprometida" de Manuel Curros Enríquez, indicando que En Marea "podría hacer ahora mismo, en el siglo XXI, su ideario político, tomando prestados, uno a uno, los versos de "Aí vén o maio". Recuerda que el autor tiene "una biografía comprometida, un perfil político republicano, comprometido con los demás, sobre todo con los más débiles, denunciando ya en su momento la situación del conjunto del país".

Destaca que Curros "desafiaba a otros autores de la época, que sostenían que el gallego era la lengua del pasado. Y él se preguntaba: ¿Cómo en el siglo XIV éramos capaces de expresar nuestros sentimientos, nuestra vida, nuestra economía y nuestra renta, además de la psicología, la medicina, por qué no podemos hacerlo en este momento y por qué no podríamos hacerlo en el futuro?". Villares considera que la pregunta que planteaba Curros en el siglo XIX, "podría planteársele hoy al Gobierno gallego, que prohibe explicar las matemáticas en gallego, que prohibe por acción o por omisión que nos podamos desenvolver con normalidad en la Administración de justicia, en nuestra propia lengua, por no disponer de un sistema informático propio". Y recuerda que hace justo diez años, el sector judicial "realizaba esta misma reivindicación, en el monasterio de San Rosendo de Celanova, cuando se constituía la Irmandade Xurídica Galega".

Luís Villares recordó que Curros Enríquez sufrió en Celanova el proceso, impulsado por la Iglesia Católica, como consecuencia del ejercicio de su libertad de expresión en Aires da miña terra. En ese sentido, coincidiendo con lo que había expresado antes la diputada del BNG Noa Presas, señaló: "140 años más tarde, seguimos viendo, casi incrédulos, lo que está ocurriendo. El Estado español es el estado de la Unión Europea que tiene mayor número de artistas condenados por el ejercicio de su libertad de expresión y la emisión de sus versos". Admite que "podremos odiar mucho el contenido de sus palabras, pero debemos defender hasta el final su derecho a decirlas".

Villares resaltó el feminismo de Curros, "como muestran el poema dedicado a Rosalía y el que hizo sobre su madre, a la que calificó como "mártir escura".