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José Antonio Quiroga Díaz: "La Confederación Hidrográfica tendrá mano dura contra los vertidos en el río Barbaña"

"La salud del Miño y del Sil es francamente mejorable, por residuos de minería, industriales y de poblaciones"

José Antonio Quiroga Diz, con artes de pesca utilizadas en los ríos Miño y Sil. // FdV

Acaba de renunciar al acta de diputado del PSOE por la provincia de Lugo para poder incorporarse a la presidencia de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil, en la ciudad de Ourense. Se ocupaba de "la problemática del medio rural", que considera "víctima de un abandono bestial".

-Viene usted a una provincia que está golpeada, de una forma muy seria, por ese problema.

-Todo el interior galaico, tanto de Lugo como de Ourense, pero también gran parte del resto del ámbito rural gallego, padece el abandono y el envejecimiento de la población y la pérdida de estructura productiva. A eso se le suman grandes retos y amenazas, como las meteorológicas y la proliferación de plagas. Además, el abandono del medio rural propicia una masa de cultivo para los incendios forestales. No hay una ordenación de los usos del suelo, ni del espacio agrícola ni del forestal, lo que nos está llevando a una situación caótica.

-Su formación encaja bien en el cargo que va asumir a principios del mes de septiembre: la presidencia de la CHMS.

-Sí, además yo tengo una larga vinculación con el río. Mi interés por el río nace ya en la infancia, pero sin ir tan lejos, retrotrayéndonos al año 1988, cuando empecé en la función pública, le hice la primera entrevista al último barquero de la barca de Pazo, entre Pantón y Chantada. A partir de ahí me fui interesando por el río. Empecé a recoger embarcaciones tradicionales, que quedaban abandonadas, porque el río sufrió una profunda transformación a mediados del siglo pasado, coincidiendo con el éxodo del rural.

-¿Realizó otras actividades relacionadas con el río?

-En 2011 recorrí el río Miño desde Peares hasta su nacimiento, cartografiando los lugares que resultaron anegados por las aguas de los embalses, sobre todo los de Peares y Belesar, en los que quedaron cubiertos 11 y 26 pueblos, respectivamente. Recorrí todos esos lugares, los cartografié, hice una gran cantidad de entrevistas con la gente que vivía antes en esas localidades, para conocer cómo era su modus vivendi, en torno al río que todavía no tenía embalses. En el año 2014 procedí a la apertura de varias salas, en el Museo de Arxeriz, que suman 400 metros cuadrados de superficie, dedicadas a la cultura fluvial, precisamente del río Miño y la parte galaica del Sil. Allí está recogida la mayor colección de embarcaciones tradicionales que hay en toda Europa. Tengo muchísima información sobre los cambios del río. Todavía estoy realizando un estudio sobre la evolución que ha tenido el río Miño desde el siglo XVIII hasta nuestros días.

-Tras la experiencia que ha acumulado, ¿qué puede decir sobre la salud de los cauces del río Miño y del río Sil?

-La salud del Miño y del Sil es francamente mejorable. El río Sil se enfrenta a problemas de contaminación minera, ya en la cabecera, con el carbón, y en el curso medio con la pizarra. El río Miño se enfrenta, en el curso bajo, con las areneras y la extracción del granito. Esos son los elementos más problemáticos. También hay que citar la contaminación de vertidos de poblaciones, que aún no está solventada, aunque se hicieron grandes avances. También son preocupantes los vertidos de tipo industrial, como los del río Barbaña, que está continuamente en los medios de comunicación. El río Saviñao estaba muerto, por un problema muy potente de vertidos industriales. Esa situación se ha solucionado, mediante la instalación de una depuradora en condiciones. Estos son los tres focos preocupantes para la salud del río. Estamos hablando de una demarcación, la del Miño-Sil, que tiene 76 embalses. Por lo tanto, es un río muy transformado. La contaminación, tanto la minera como de poblaciones e industriales, contribuye a que la salud del río sea francamente mejorable.

-Alguna empresa puede tener la tentación de pensar que es más barato verter que reciclar.

-La CHMS tendrá mano dura contra los vertidos en el Barbaña.

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