Juan y su primo carnal Luis habían tenido "unos problemitas" que incluían un juicio en el que ambos eran partes enfrentadas el 8 de marzo de 2016. Al regresar del tribunal en Xinzo de Limia, en torno al mediodía, el segundo presuntamente atacó a su familiar con una pala a la puerta de su casa, en Trasmiras. La Fiscalía y la acusación particular solicitan una condena de 10 años de prisión, al calificar el ataque como un intento de asesinato. Según el perjudicado, Luis R. A. lo golpeó de improviso en la cabeza con una pala cuando se disponía a subir a la furgoneta, al grito de "voute matar". Se giró al escuchar la amenaza y recibió un fuerte impacto en el cráneo. Ya en el suelo, sabe que recibió más impactos pero, aturdido y malherido, "no veía ni sentía nada, estaba inmóvil y como anestesiado".

El presunto agresor ofreció una versión muy distinta ayer en la vista. Negó el delito y defendió su inocencia, aunque al término del juicio su abogado propuso una condena por lesiones, que sería mucho más leve. Luis asegura que fue la víctima quien trató de acometerlo por detrás, con amenazas de muerte, con una barra de hierro. "Me pasó rozando pero no me dio porque me aparté. Yo le golpeé por debajo del brazo con la pala y en el hombro para ver si le caía el hierro", dijo el acusado. ¿Cómo es posible que la víctima sufriera una fractura en el cráneo que pudo costarle la vida? Según Luis, porque además de golpearlo para defenderse, "le di un empujón y se cayó contra el cierre de piedra de la casa". La víctima sostiene que no llevaba nada y ni siquiera tuvo margen para defenderse. Los forenses consideran que la lesión del cráneo no es compatible con una caída.

La mujer: "Vaite, tolo, déixao"

La esposa del agredido escuchó dos "golpes fuertes" desde casa, miró por la ventana y vio las piernas de su esposo en el suelo. Cuando salió por el garaje fue testigo de cómo el acusado "estaba golpeando a mi marido con una pala". En su declaración ayer en el juicio, la mujer aseguró que el encausado atacaba a la víctima mientras le decía: "Hai que darche na cabeza, a ver se así aprendes". Alarmada por la sangre en la cabeza y el suelo, con su marido boca abajo e inmóvil, la mujer rogó al presunto agresor: "Vaite, tolo, déixao, ¿ou quérelo matar?".

Según la versión de la mujer, Luis se giró hacia ella "y cogí miedo, porque vi la intención de que igual a mí también me agredía. Es malo", sostuvo la señora. Finalmente, el presunto agresor se marchó.

Al lugar de los hechos acudió una panadera que prestó la primera asistencia mientras llegaba la ambulancia, y llamó además a la Guardia Civil. Tras ser atendido inicialmente en Verín, Juan fue trasladado al CHUO, un recorrido que ya no recuerda. La agresión le dejó secuelas como "fallos y falta de concentración", a mayores de haber pasado problemas anímicos.

Según recoge el ministerio público en su escrito de calificación, la víctima necesitó para recuperarse 312 días de perjuicio personal básico y 308 días de perjuicio personal particular, 4 en grado muy grave, 7 en grado grave y 297 en grado moderado, según el informe de sanidad del forense.

Asimismo le quedaron como secuelas hemiparesia izquierda leve, trastorno depresivo menor leve, material de osteosíntesis en el cráneo y cicatrices lineales en cuero cabelludo y codo derecho. A consecuencia de las secuelas, la víctima no puede realizar alguna de las actividades de desarrollo personal que efectuaba habitualmente, ni de la misma manera algunas actividades de la vida diaria. Asimismo, han supuesto una agravación de la situación clínica que no permitiría el desempeño de su profesión habitual".

Además de mantener la petición de condena de 10 años de prisión y 12 de alejamiento de la víctima -a una distancia mínima de 500 metros-, la fiscal Sonia Rodríguez solicita que el presunto agresor indemnice a su primo en la cuantía de 126.000 euros por las lesiones y secuelas causadas. La acusación particular, que ejerce el abogado José Feijóo, eleva el importe a 136.500 euros, a los que habría que sumar los gastos en desplazamientos de la víctima y en asistencia privada por culpa de la agresión. Asimismo, se enfrenta a indemnizar al Sergas en la cuantía de 15.505,83 euros por la atención sanitaria pública.

La víctima sufrió una fractura en la cabeza -que el acusado atribuye al golpe contra el muro de piedra tras la supuesta caída por su empujón-, que según los forenses es compatible con que se hubiera utilizado una pala y la herramienta alcanzase al agredido con una arista. Para provocar una lesión de esa entidad, que según los expertos podía causar la muerte a Juan si no hubiera recibido asistencia, era necesario imprimir energía, con aceleración y a la vez masa y peso.

La defensa, que ejerce el abogado Luis Salgado, considera que los hechos constituyen a lo sumo un delito de lesiones. La versión de la caída que dijo el encausado no encaja con el criterio de los forenses sobre la fractura de la cabeza. "Hubo un único impacto en la cabeza, no múltiples, y sin la intención de matar", dice el letrado.