-La entrada de gente joven de Iberoamérica puede ser positiva, porque no hay ninguna barrera cultural ni de idioma.

-Cuando tienes un problema demográfico, una de las soluciones es buscar que nazcan niños. Pero lógicamente cambiar la tendencia, desde ese punto de vista, es complejo y lleva tiempo. No es cuestión de un año, es cuestión de décadas. Otra opción es tratar que vengan personas del exterior como inmigrantes. Nosotros tenemos un caudal importante, porque 500.000 gallegos viven en el exterior; ese es otro ámbito en el que podemos trabajar. En ese caso, no se trata solo de que no exista una barrera idiomática, sino de que son gente de la nuestra. Son gente con vínculos familiares, que conocen el país, por lo tanto vendrían a enriquecer el país.

-¿Cuentan con preparación?

-Hay mucha gente que viene con muchísima formación, pero además cuenta con una experiencia profesional. Todo eso nos va a enriquecer. La emigración en su día, a Galicia le aportó recursos económicos, pero también le aportó educación, que desde el exterior se fomentó, también le aportó avance tecnológico, que traían los emigrantes. Ahora, las personas que retornan a Galicia, también nos pueden aportar ese nivel educativo. Muchos cuentan con una gran formación y nos traen nuevas formas de trabajo, que abren nuevos ámbitos laborales.