A propuesta del BNG, el pleno provincial aprobó ayer por unanimidad pedir a la Xunta que inicie una investigación propia sobre las condiciones ambientales y sanitarias del río Támega y sus afluentes para conocer el impacto que las obras del AVE o algún tipo de industria puedan estar causando en la actualidad. En base a este estudio se promoverá un plan de restauración integral a consensuar con los municipios implicados.

La moción guarda relación con el vertido en el río Cabras, afluente del Támega, registrado el pasado 8 de mayo y que llegó a ser visible en el cauce principal a su paso por Verín.

A pesar de que desde el primer momento se consideró que las obras del AVE podían haber causado este vertido, la alcaldesa de Oímbra y diputada provincial, Ana Villarino, afirmó que todavía se desconocen las causas y que, a la espera de recibir el informe de la Confederación Hidrográfica del Duero sobre el análisis de las aguas, en las mediciones encargadas por la Diputación a Aquaourense todos los valores reflejan normalidad.

Aunque recalcó que sólo es una "hipótesis" y que sigue a la espera de resultados oficiales, Villarino explicó que el día del vertido se registró una "importante tormenta en Laza" que pudo arrastrar tierra y ceniza de un incendio que el pasado verano afectó al lugar de Trez, en ese municipio. "Puede que se derivaran al río Cereixo y de ahí, al Támega", indicó.

Además, la moción aprobada pedirá también demandar el traspaso de competencias ya que la gestión del Támega corresponde a la Confederación Hidrográfica del Duero.

Las propuestas de DO para ayudar a los concellos a recuperar sus fuentes y el restablecimiento del bibliobús en el rural fueron rechazadas.