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Un "tren termal" con pasado italiano

-El servicio, que conduce a los usuarios a las aguas de Outariz, cumple 11 años este mes - Muestra la ciudad a 90.000 usuarios anuales - Su modelo se inspira en un ferrocarril del 1887

El "1887" está presente en los dos laterales de los "trenes termales" que recorren la ciudad. // Jesús Regal

Era agosto del 2006, la plaza Mayor de Ourense daba la bienvenida al ahora conocido como "tren termal", un medio de transporte semidescubierto y con ruedas que hacía realidad las repetidas demandas de enlazar las orillas del río Miño con el casco histórico de la ciudad. Después de 11 años, la ya clásica locomotora de 3 vagones conduce a miles de turistas cada año y, sobre todo, cada verano, por los enclaves que nos rodean hasta las aguas de Outariz. La historia de este vehículo se remonta a hace exactamente 130 años, por esta razón cada uno de ellos lleva grabado en sus laterales un "1887".

La raíz del "1887"

No es un habitual adorno al estilo de los que engalanan las camisetas de moda ni tampoco uno de esos que simulan una falsa antigüedad, sino que el "1887" que flanquea cada lateral de las locomotoras que recorren las calles de Ourense se cree que es el año en el que fue diseñado en Italia el modelo primitivo al cual copió nuestro tren. Concretamente, son 2 imitaciones fabricadas para el actual uso más de cien años después por la empresa transalpina Dotto.

Por ese tiempo lejano, nuestro territorio atendía a otras preocupaciones como la inauguración de la estatua de Padre Feijóo en la plaza homónima, la intensa tormenta de Molgas que dejaría varias víctimas o la designación de la Catedral en basílica. Poco conocía de locomotoras la ciudad de As Burgas por entonces, la llegada del ferrocarril se había producido tan solo 6 años antes, un 18 de junio de 1881.

Se pueden encontrar réplicas de estos trenes turísticos ourensanos en muchos otros lugares como en la ciudad malteña de Mdina, en el puerto viejo de Marsella o en la también región francesa de Cannes. En Galicia, los hay en el núcleo capitalino de Santiago de Compostela -también de Dotto, pero de algo más tarde, del 1894-, en O Grove, en Cambados o mismo en la Ribeira Sacra.

Afluencia de turistas

Un total de 90.000 viajeros al año se montan en el "tren de las termas", según Urbanos de Ourense, concesionaria de la línea, la 19 -por ello el precio de su uso es el mismo que para cualquier bus de la capital: 0,85 euros-- Del conjunto de personas, el 90% son turistas procedentes tanto de diferentes comunidades de España como del extranjero. Y es que los ourensanos suelen optar por la ruta número 5, la de Reza-Ceboliño, para llegar al mismo destino, el complejo de Outariz, previa caminata por un sendero de tierra y por la pasarela termal. La alternativa reduce a mucho menos tiempo los 40-50 minutos de trayecto de la opción escogida por los visitantes. A pie, la senda supondría un total de 7 kilómetros. Otra disyuntiva es la de partir en coche.

Durante la temporada alta, la que se enceta en marzo y se agota en octubre, operan dos vehículos con salida a cada hora desde la plaza Mayor -de 10.00 a 13.00 y de 16.00 a 20.00 h- y con regreso con la misma frecuencia desde las charcas -con el primer recorrido a las 11.00 y el último a las 21.00 h-.

El servicio se reduce a un solo chófer y dos horas de intervalo durante el resto de los meses. Desde la empresa de autobuses, explican que la afluencia de público crece año a año, aunque lo hace de forma muy lenta. Una de las razones de su éxito es la disponibilidad diaria para echar mano de él, pues se encuentra operativo tanto los días laborables como los fines de semana y festivos.

El recorrido de este tren turístico ofrece a quien nunca antes había pisado Ourense la oportunidad de observar con tranquilidad los emblemas de nuestra ciudad. Para ello, recoge a la gente en 3 lugares: la susodicha plaza Mayor, el Parque de San Lázaro (frente a la Subdelegación del Gobierno) y la entrada del puente Romano; y la deja en las termas de A Chavasqueira, en O Muíño da Veiga o en las aguas de Outariz. Siempre previo paso por la poblada calle del Paseo o la plaza del Hierro. Además, dispone de una rampa de acceso para personas con algún tipo de discapacidad.

Unas locomotoras que, a pesar de incordiar a muchos ciudadanos por su obligada y justificada lentitud -van a 20 kilómetros por hora-, instalan la tranquilidad en Ourense a su paso haciéndonos reflexionar sobre la, muchas veces, innecesaria e inútil velocidad a la que vivimos el resto.

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