El cura es un pluriempleado. Funerales con bastante frecuencia -fallecen unos 4.500 ourensanos al año-, visitas a la prisión, a residencias de mayores y a feligreses enfermos o que viven solos, catequesis, cursos matrimoniales, docencia y eucaristías en varias parroquias. Algunos llevan más de 10 distritos ellos solos -la mayoría administra 4 o 5- y el tiempo que pasan en el coche se convierte en un hábito más. Los sacerdotes son un colectivo que merma y cuya edad media va al alza. Esta tendencia generalizada es más acusada en provincias como Ourense, ya de por sí envejecida (la que más de toda España, con una edad media superior a los 50 años). La Diócesis se divide en 735 iglesias parroquiales que ocupan casi toda la provincia -se excluye Valdeorras, adscrita al Obispado de Astorga). Muchas no pueden celebrar misas todas las semanas por falta de religiosos. En la actualidad, Ourense tiene 294 sacerdotes adscritos pero, descontados los enfermos, en misiones o estudiando, en activo son 224 y ya sólo hay 199 disponibles para prestar labor pastoral en un territorio disperso y eminentemente rural. La gran mayoría es mileurista y tiene 67 años de media.

El déficit de curas se consolida por el escaso relevo. En el último año solo se ordenaron 4 diáconos. En contraste, 189 religiosos tienen más de 75 años. "Ya no se pueden atender todos los domingos todas las parroquias. Algún sacerdote tiene 10 o más, y organiza el trabajo pastoral para acudir cuando puede, cada 15 días o una vez al mes. Una de 20.000 necesita una atención mucho mayor que una de 50", retrata Francisco Pernas, vicario de Pastoral. Ante la crisis de religiosos la Diócesis de Ourense adoptó medidas de agrupación de parroquias, creando las llamas unidades pastorales, concebidas "para que sacerdotes o grupos de sacerdotes presten atención a un grupo de parroquias cercanas en un territorio más o menos uniforme".

Pero la Iglesia fía en parte su permanencia territorial a los fieles. "Es muy importante implicar cada vez más a los laicos, para que no todo recaiga sobre el sacerdote sino que también participen los laicos", subraya Pernas. Seglares que puedan suplir al cura en el rezo del rosario, en una novena, en la celebración de la palabra, en la formación o en el trámite administrativo. Ciudadanos, solteros o casados, sin estola ni alzacuellos que hagan todo -incluso dispensar la comunión, si están autorizados-, salvo presidir la eucaristía.

¿Menos efectivos disponibles ponen a la Iglesia en riesgo de perder fieles? "La práctica religiosa cae, pero la asistencia a las romerías y las fiestas parroquiales aumenta, con mucha gente joven. Puede que falle eso de sentir a la Iglesia como algo propio, pero lleva 2.000 años existiendo y seguirá viviendo. Dios sigue en el mundo", concluye el vicario.