Rogelio M. P., de 72 años, saltó por una ventana hacia un zarzal cuando se dio cuenta de que la casa empezaba a arder. Al mirar atrás, vio que su hermano no estaba. Volvió pero no fue capaz de rescatarlo. Una viga sepultó a la víctima. Ayer, aún afectado, contó a la Policía su versión de lo que sucedió la madrugada del lunes a la martes en la vivienda que los dos hermanos, indigentes, ocupaban en O Polvorín. No tenían agua ni luz, y acumulaban mucha basura, prendas y objetos. Dormían en el primer piso, con una vela, como cada noche, y cuando volvió del baño se dio cuenta de que la habitación se había incendiado. La caída del cirio a un suelo lleno de basura es la posible causa del fuego en el que falleció atrapado su hermano, Emilio, de 68 años.

Esta es la hipótesis de trabajo para los investigadores de la Policía Nacional, pero las pesquisas han de aclarar las causas. La Policía Científica tendrá que llevar a cabo una inspección ocular cuando se garanticen las condiciones de estabilidad de la casa, cuya estructura interior colapsó por completo.

El superviviente, que dio la voz de alarma a una vecina poco antes de las 4 de la madrugada del martes, permaneció en observación del hospital, tras ser atendido de quemaduras leves en el rostro. Continuó en el CHUO por su situación de vulnerabilidad social. Según indicaron desde el Concello de Ourense, el hermano pidió poder asistir al entierro de su familiar antes de cambiar de alojamiento. El Ayuntamiento se encargó de buscar una plaza en una residencia de la Fundación San Rosendo y costeará los gastos del entierro de la víctima. Los dos hermanos, indigentes, vivían rodeados de basura en una casa que antes del incendio ya se encontraba deteriorada.

El Concello estaba al tanto de su situación de vulnerabilidad y había tramitado dos pensiones no contributivas. Una ayuda que, según la concejala de Servicios Sociales, Sofía Godoy, les habría permitido costearse otro tipo de alojamiento y "llevar una vida normalizada". Los servicios sociales los tenían en seguimiento pero, según la edil, a veces no era sencillo localizarlos. Naturales de Lugo, llevaban unos 7 años en la ciudad, según vecinos de O Polvorín.