El Juzgado de lo Penal ha fallado en contra de dos supuestos agentes inmobiliarios que vendieron en plano dos chalés en Amoeiro y Parada de Piñor, Barbadás. Cobraron los anticipos a los compradores pero no llegaron a ejecutar nunca las obras. 16 años después de aquellos hechos se produce la sentencia que los condena a dos años de prisión a cada uno por un delito continuado de estafa y a devolver los 31.242 euros, más intereses, que los perjudicados entregaron en varios depósitos. La juez aceptó atenuar la pena impuesta por dilaciones indebidas en el proceso judicial, pero no con la intensidad que solicitaba la defensa ya que, señala, "gran parte de los retrasos en la tramitación del procedimiento tuvieron su origen en la actuación de los encausados, los cuales facilitaron diversos domicilios haciendo necesario el dictado de un auto de busca y captura, y cambiaron en varias ocasiones de letrado". De hecho, el juicio llegó a suspenderse tres veces desde que se fijó la primera fecha, en 2013.

Los hechos que la juez considera probados y que han derivado en una sentencia condenatoria tienen su inicio en octubre de 2000. Un año antes se había creado la mercantil Moisa y Novelles Promotores SL, para la construcción y promoción de viviendas. La acusada M.I.V.P. fue nombrada administradora solidaria pero casi un año después, en junio de 2000, se produjo su cese, designándose a un administrador único. A pesar de esto, M.I. otorgó ese mismo mes un poder a su esposo, el también acusado J.L.V.N.,que el 25 de octubre de ese año, "haciéndose pasar por representante legal de la mercantil Moisa y Novelles", firmó un contrato de compraventa con dos compradores "transmitiéndole la propiedad de una finca sobre la que se iba a construir un chalé", en Parada de Piñor, afirmando que dicha finca pertenecía a la mercantil, "lo cual era falso", señala la sentencia. El precio se fijó en pesetas, 18 millones, y los perjudicados entregaron 2,2 millones. Más tarde, el acusado exigió 42.070 euros más "con la excusa de conseguir subvenciones públicas".

En marzo de 2001, J.L.V.N. volvió a hacerse pasar por representante de Moisa y ofreció sobre plano un chalé que se iba a edificar en Amoeiro a dos compradores a los que pidió un anticipo de 5 millones a través de la mercantil Galinmobi que el matrimonio había constituido y que también utilizó como intermediación en la operación anterior. En ningún caso se construyeron los chalés. La primera compradora, como consecuencia del impago de las letras, fue incluida en un registro de morosos y los segundos tuvieron que hacer frente a un crédito. Nunca recuperaron la inversión.