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Arnoia despide a Pepe Fechoría

Gran conmoción en Argentina

Salida del tanatorio, con el féretro de Pepe Fechoría. // Iñaki Osorio

Pepe Fechoría había regresado a Arnoia en el año 2005, al jubilarse a los 70 años, para vivir con tranquilidad más de una década, después de los problemas que tuvo el país con el corralito. Los últimos siete meses fueron más complicados, por la lucha contra una enfermedad que acabó cobrándole la vida.

La muerte de Pepe Fechoría causó una gran conmoción en Argentina. Su hijo mayor, Fernando Alberte, tuvo el teléfono colapsado, de forma permanente, a partir del momento que se difundió la noticia, el pasado viernes, por la llamada de familiares, artistas, cantantes, literatos y periodistas porteños.

"Pepe Fechoría" era el nombre del restaurante mítico que regentaba José Alberte Rodríguez, en la calle Córdoba, 3.921 de Buenos Aires. Por allí pasaba lo mejor de las artes, de las letras y de la política, en los años 70, 80 y 90, desde las ocho de la tarde a las cuatro o cinco de la madrugada. "Estuvieron allí el Rey de España, Juan Carlos I, Lola Flores, Paco de Lucía, Serrat, Julio Iglesias... Todo el mundo cantando. Era como un club, donde la gente iba a cenar, para ver a los artistas", explica Fernando Alberte. Solo servía comidas de noche. Cuando trasladó el restaurante a Puerto Madero, empezó a darlas al mediodía, pero "lo legendario fue siempre de noche".

El restaurante "Pepe Fechoría" tenía 260 metros cuadrados, con capacidad para 140 personas. Era una trattoria italiana (cantina), en la que José Alberte Rodríguez empezó lavando copas. Cuando se jubiló el propietario, en 1959, José Alberte fue comprando participaciones, hasta que se hizo con toda la propiedad.

Lo más curioso es que la cantina denominada "Pepe Fechoría" servía sobre todo comida italiana y vino argentino, al mantenerse fiel a la tradición implantada por el anterior propietario. Y José Alberte Rodríguez, al que todo el mundo conocía por el nombre del local, Pepe Fechoría, "era el número uno como relaciones públicas. Hablaba con la gente y manejaba el negocio. No intervenía en la cocina ni se encargaba del servicio. Era una especie de Maradona en las relaciones públicas, a pesar de que sus estudios eran de lo más básico".

Son muchas las anécdotas que perduran en la memoria de la gente. Su hijo mayor recuerda una noche, en la que "Paco de Lucía empezó a tocar la guitarra y Lola Flores se puso a bailar encima de una mesa. Antonio Gades también bailaba con nosotros. Ese era el motivo por el que la gente abarrotaba el negocio. La comida no era lo más importante, sino la gente y el ambiente que se encontraba allí". En aquel local se realizaron numerosas actuaciones improvisadas, se forjaron importantes negocios, se tomaron decisiones políticas a nivel nacional e internacional y florecieron muchos amores. "Para hacerse una idea, el propietario de Casa Lucio de Madrid siempre decía: 'Pepe es como yo en Buenos Aires'".

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