Los concejales de la Xunta de Gobierno del Concello aprobaron ayer una nueva Ordenanza de Posesión de Animales, que da una vuelta de tuerca a las normativas vigentes y permite a todos los ourensanos tener una mascota en su domicilio, llevarlas a una cafeterías o subirlas al transporte urbano. Ahora bien, que no cunda el pánico para los poco o nada amantes de los animales, porque las mascotas podrán subir al bus con su dueño siempre que viajen en jaulas o cestas específicas y entrar a bares y restaurantes si los dueños de estos locales lo permiten y además no molestan.

La nueva normativa, que permite también tener perro en cualquier domicilio particular independientemente de las normas prohibitivas que regían en algunas comunidades de vecinos, obliga, eso sí, a mantener los animales sanos, bien alimentados e identificados con el correspondiente microchip, y establece multas importantes para los propietarios que incumplan la normativa.

Los motivos que inspiran el contenido de esta nueva Ordenanza Municipal de Posesión de Custodia de Animales, tampoco tienen desperdicio desde el punto de vista sociológico. Así, según el concello, la ordenanza se ha diseñado para regular el gran aumento de mascotas en los últimos años, algo derivado "del progreso económico, así como de la reducción del tamaño de las unidades familiares en el ámbito europeo, con una tendencia a multiplicar el número de familias monoparentales".

Este contexto social implica, según el preámbulo de la presente ordenanza, "un aumento del número de animales que conviven con el hombre en ámbitos urbanos, y que provocan la necesidad de regular por tanto su propia relación con los vecinos".

La ordenanza prohíbe la presencia de animales en establecimientos dedicados a la fabricación o venta de alimentos, pero admite que, si así lo autorizan sus dueños de los locales, las mascotas puedan entrar en los bares, restaurantes, cafeterías o similares, siempre que no supongan molestias para el público.

Al bus urbano podrán subir las mascotas siempre en cestas o jaulas, y a taxis y hoteles dependiendo de lo que diga el taxista o el responsable del hotel a la vista de la higiene del animal.

Obviamente sigue en vigor la obligación de recoger los excrementos del animal de la vía pública, así como el llevarlos perfectamente identificados con el "microchip", es decir el registro que tiene cada concello.