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La apocalíptica romería de Darbo

Apenas varios grupos de jóvenes acudieron a comer a una vacía carballeira sin danza

Los pendellos vacíos de Darbo. //Santos Álvarez

El silencio te deja escuchar el fuerte alboroto del anterior año y de otros muchos. También ayer pegaba el sol en el atrio de la iglesia de Darbo, desnudo de danzantes del ancestral baile que se reproduce con solemnidad todos los años, menos este 2020, año del Covid-19, de los Ertes, de domingos sin fútbol, de teletrabajo y de polémica vuelta a las aulas.

Nunca fue tan devota la romería de Darbo como este año, donde se había cambiado la algarabía de fuera de años anteriores por el meditado rezo, donde había recuerdos para los fallecidos por el maldito virus. Pero en este paisaje desolador no faltaba gente que había acudido a Darbo a festejar la romería como se pudiera. En esta ocasión no tuvieron necesidad de madrugar para coger sitio al pie del atrio, donde tenían estiradas las típicas mantas coloridas. Este grupo de más de veinte personas se encontraba dividido y respetando la distancia social. Todos tenían mascarillas y esperaban por el avituallamiento. "No venimos a celebrar la no romería de Darbo, venimos a celebrar la romería. Nos vamos a quedar a comer aquí ", dice uno de ellos. Otro comenta que "este año es una maravilla. No hay que madrugar para coger sitio". En relación al temido coronavirus, uno de ellos señala con acierto que si se puede comer en la playa por qué no se va a poder hacer lo mismo en el monte". Aseguran que no hay ninguna intención de quedarse por la noche en la carballeira de Darbo, que sí que trajeron instrumentos para tocar y bailar, pero que la fiesta no iba a durar más allá de la tarde. Agradecen que no haya mucha más gente a la que se le hubiese ocurrido lo mismo. "Nosotros habíamos pensado algo así, por eso no hay nada convocado a través de las redes".

Un poco más abajo, al pie de la iglesia, en esos bancos del piedra que se alargan para rodear el atrio, otro grupo ya daba buena cuenta de la tortilla de patatas y la empanada. Son también jóvenes, más incluso que el primer grupo con el que nos encontramos. Afirman que llevan acudiendo a la romería de Darbo desde siempre, incluso uno de ellos trabajando en ella. "Venimos por mantener la tradición. No queríamos que el coronavirus rompiese nuestro plan. Fue una decisión que tomaron hace una semana y con la que se encontraban satisfechos. Tampoco ellos tienen la intención de llegar a la noche. Se les comenta que en el Concello había ruido en las redes de posible botellón. Aseguran que no saben nada de eso y que no esperan estar a la noche para comprobarlo.

En las casas de Darbo sí hubo fiesta y hubo invitados. Ayer, la carballeira de Darbo ofrecía la imagen de Cangas vacía cuando empezaba esta romería. La villa no sintió ayer ese vacío que sufre otros años por estas fechas.

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