El viaje que hace cinco meses emprendieron Raquel Iglesias Otero y su pareja, natural de Italia, Stefano Pitzalis, para conocer Perú iba a ser por tres meses. Aprovechaban su estancia en Sudamérica para saltar a Argentina y visitar a dos amigas que conocieron en el Erasmus además de conocer, igualmente, la Patagonia. Allí en los confines del subcontinente sudamericano estalló el estado de alarma en España por el coronavirus a mediados de marzo.
Aunque allí la pandemia llegó algo más tarde, desde Aldán, los padres de Raquel Iglesias -Francisco Iglesias Malvido y María Lourdes Otero Vidal, alertaron a la pareja que enseguida emprendió el viaje de retorno hacia el norte del país, con la finalidad de poder coger un avión de regreso a casa. La pareja reside en Aldán desde hace cinco años, ella es psicóloga y él llegó a regentar una pizzería en Cangas.
EN DIRECTO
Coronavirus en Galicia: última hora
Sigue las noticias sobre la incidencia de la pandemia del Covid-19 en la comunidad
El viaje, tal y como señalan sus padres en Aldán, que hablan a diario con ellos a través del WhatsApp o de videollamada, fue duro. Al no disponer de permiso de circulación, tuvieron que hacerlo en autobús. Fueron un primer viaje de ocho horas, escoltados por la Policía, algo que les hizo sentirse como delincuentes, y a continuación otras 16 horas en un segundo autobús hasta que llegaron a la localidad de Bahía Blanca, en donde conocen a una pareja -ella también psicóloga- y en esta ciudad están parados desde hace 40 días porque no hay posibilidad de avión de regreso.
Los primeros 32 días estuvieron acogidos en la casa de su amiga y desde hace una semana están alquilados en una casa, a 30 kilómetros de Bahía Blanca, que comparten con una pareja de Bilbao que conocieron en la Patagonia recorriendo la zona en caravana.
El aeropuerto de Buenos Aires está a unos 700 kilómetros de Bahía Blanca y solo dan permiso de circulación si ellos tienen billete de avión, por lo que ambas parejas están a la espera. Viven con contacto con la Embajada de España que les había avisado que ayer habría un vuelo, pero cuando intentaron comprar el billete, se encontraron que el avión era compartido con españoles en Paraguay y nada más ponerse a la venta, se quedaron ya sin plaza.